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Lag BaOmer

Lag BaOmer

El legado de Rabi Shimón Bar Iojai
Rab David Rosenfeld

En Lag BaOmer conmemoramos el fallecimiento de Rabí Shimón bar Iojai, conocido como Rashbi, uno de los más grandes sabios de la Mishná y el principal autor del sagrado Zohar.

Sabemos muy poco sobre el origen y los primeros años de Rabí Shimón, además de que era uno de los alumnos principales de Rabí Akiva. Después del fallecimiento de los 24 000 alumnos de Rabí Akiva, en un período que el Talmud describe como “desolado”, Rabí Akiva encontró cinco alumnos escogidos para reemplazar a los anteriores. Entre ellos se encontraba Rashbi.

Grandioso y amado

El Talmud registra un incidente en el cual Rabí Shimón fue enviado a interceder ante el gobierno romano porque “él está acostumbrado a los milagros” (Meilá 17). Finalmente, el Midrash dice que en su generación nunca apareció un arcoíris (Bereshit Rabá 35:2). El arcoíris es un signo de ira Divina, que alude a que el mundo debería sufrir otro diluvio si no fuera por la promesa de Di’s respecto a que eso no volverá a suceder. Mientras Rashbi vivía no era necesario confiar en esa promesa.

Sin embargo, a pesar de su grandeza (o quizás debido a ella) una de las cualidades más notables de Rabí Shimón es su enorme amor y admiración por cada judío, grande o pequeño. El lema de su propio maestro, “ama a tu prójimo como a ti mismo”, sin duda impregnó su perspectiva del mundo y asumió incluso mayores proporciones. A continuación, algunas de sus afirmaciones en el Talmud y el Midrash.

  • Si un solo judío hubiera estado ausente en el Monte Sinaí, la revelación Divina no hubiera tenido lugar (Devarim Rabá 7:8). Cada uno tiene su propia y singular conexión con la Torá de Dios. Si un solo judío no la estudia, ella no está completa.
  • Vean cuánto Di’s ama a los Hijos de Israel, siempre que ellos estuvieron en el exilio, la Presencia Divina (la Shejiná) fue con ellos (Talmud, Meguilá 29a).
  • Uno debe arrojarse a sí mismo a un horno ardiente antes que avergonzar en público a su prójimo (tal como Tamar estuvo dispuesta a hacerlo para no avergonzar a Iehudá) (Talmud, Sotá 10b).

Finalmente, Rashbi creía que lo ideal era que un judío se dedicara constantemente al estudio de la Torá a lo largo del día, sin ninguna preocupación por cómo mantenerse a sí mismo y a su familia. Di’s se haría cargo de Él de alguna manera. Este elevado nivel de confiar por completo en Di’s, sin ni siquiera preocuparse por la manutención material, lo que oros consideran que es algo adecuado sólo para unos pocos elegidos, Rabí Shimón creía que podía ser parte de la vida de cada judío. Él entendía que cada uno tiene el potencial de llegar a esa grandeza (Talmud, Brajot 35b).

La armonía de la creación

¿Cómo es posible que un alma tan sublime, que apenas pudo soportar ver a judíos arando los campos, tuviera tanta reverencia por todo el mundo?

Quizás la clave se encuentra en el incidente que ocurrió cuando Rabí Shimón y su hijo salieron de la cueva. Ellos vieron a un hombre que llevaba dos ramos de mirto en honor al Shabat. Cuando le preguntaron por qué precisaba dos les respondió que uno era por “recordarás el Shabat” y el otro por “Cuidarás el Shabat”. (La primera frase nos enseña a observar el Shabat en un sentido positivo, por ejemplo, hacer kidush el viernes a la noche; mientras que la segunda enseña los requerimientos negativos: evitar efectuar labores creativas). Como hemos visto, ese fue el momento clave, cuando entendieron cuánto Israel ama los mandamientos. ¿Qué fue tan importante en este episodio?

El Talmud (Shavuot 20b) nos enseña que cuando Di’s entregó a Israel los Diez Mandamientos dijo simultáneamente las palabras shamor (observar) y zajor (recordar), algo que normalmente los humanos no podemos hacer ni escuchar. ¿Por qué Di’s hizo esto? Porque en un nivel profundo, místico, tanto los aspectos negativos como positivos del Shabat son una misma cosa. Si entendemos el Shabat en su completa profundidad, comprenderemos la conexión metafísica entre ambos aspectos.

Sin ninguna duda, Rabí Shimón y Rabí Elazar, profundamente versados en la sabiduría de la Cábala, entendían completamente que tanto “recordar” como “observar” constituyen un mismo concepto. Si ellos hubieran preparado especias para Shabat, sin duda hubieran tomado un solo ramo. ¿Pero qué ocurrió? Ellos se encontraron con un judío simple que, como todos nosotros, veía dos aspectos diferentes en la observancia del Shabat. En consecuencia, ¿qué hacía? ¡Honraba todavía mejor al Shabat!

A partir de esto Rabí Shimón y su hijo reconocieron la belleza de Israel; que todos los judíos tienen su propia conexión con Di’s y su manera especial de servirle. Desde la perspectiva de la Cábala, cada ser humano, cada molécula, tiene un lugar en el esquema Divino. Todo es perfecto y creado por Di’s, todo y todos tienen una misión singular que cumplir. El amor y la devoción a Di’s no pertenecen tan sólo a los sabios y a los místicos. Cada uno ocupa un lugar en el plan Divino.

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