Cuando Hashem creó al hombre, tomó tierra de todas partes del mundo, le agregó agua, la amasó y le insufló vida. Adam, el primer hombre, fue separado de la gran masa de tierra por Hashem y de esta manera fue hecha ola primera Jalá de la historia.
Al separar la Jalá estamos reconociendo que Hashem, nuestro creador, está pendiente de todos nuestros actos y le debemos a El todo lo que tenemos. Por lo que separamos un pedazo de nuestra masa y lo entregamos a El como ofrenda, elevando de esta manera lo material a lo espiritual.
Hafrashat Jalá es una de las tres Mitzvot otorgadas a la mujer. Esta Mitzvá tiene la capacidad única de traer a Hashem dentro del hogar de cada una.
Es importante aprovechar el momento de la preparación del pan para conectarnos con Hashem. Cada uno de los ingredientes por los que está compuesta la Jalá nos ayudará a cumplir con esto.
La harina
El momento en que es cernida para asegurar que no haya bichos es bueno aprovecharlo para realizar una introspección.
Los granos de trigo son individuales, duros y separados. Una vez que son molidos éstos pierden su identidad y se convierten en harina. Los seres humanos por naturaleza nos enfocamos únicamente en nuestros sueños, necesidades, emociones, pensamientos y problemas, nos centramos principalmente en nosotros mismos, lo que nos impide en muchas ocasiones sentir al prójimo. Es el deber de cada persona someterse a un molino espiritual y eliminar la capa que está alrededor de nuestro corazón para poder de esta manera elevarnos sobre nuestro instinto natural y ser más sensibles hacia los demás.
La harina está compuesta por millones de granos, los cuales representan las millones de bendiciones otorgadas a nosotros por Hashem. Está en cada uno el saber apreciar todos estos detalles y agradecer por nuestra existencia tan placentera. Tratemos de contar nuestras bendiciones diarias, y de esta manera, nos daremos cuenta que son tan infinitas como los granos de harina. La harina representa la Parnasá por lo que este momento puede ser aprovechado para pedir por nuestras necesidades a Hashem, nuestro Creador.
La levadura
La levadura representa la alegría de la vida, el burbujeo de la vida. Las burbujas de aire se elevan u la levadura crece, representando la elevación de lo material y físico hacia lo espiritual.
Al ver la elevación de la levadura cuando ésta es mezclada con el agua y el azúcar es un buen momento para pedirla a Hashem que nos ayude a elevarnos y crecer en Torá y Mitzvot con la alegría burbujeante representada por la levadura haciéndolo a la vez con la dulzura del azúcar.
La sal
La sal representa la conexión con lo Eterno, pues ésta no cambia. Cuando agregamos la sal reconocemos que Hashem es eterno, es primero y último, reconocemos que sin El no habría preservación del pueblo judío a través de los tiempos. Es un buen momento para pedirle a Hashem que nos bendiga y ayuda a que el pueblo de Israel pueda preservarse intacto.
El azúcar
El azúcar representa la dulzura, lo rico de la vida. Al mezclar el azúcar le pedimos a Hashem que todo lo que nos mande lo haga con dulzura y misericordia, que lo bueno para de nosotros nos sea a la vez dulce.
También le pedimos a Hashem que nos ayude a transmitir esa dulzura y amor a los miembros de nuestra familia. Le pedimos que nos ayude a que todo lo que salga de nuestra boca lo logremos decir con dulzura para que nuestras palabras sean bien recibidas.
El huevo
Al agregar el huevo a nuestra mesa le pedimos a Hashem que aumente nuestra descendencia, que les dé larga vida y los guíe por el camino correcto. A la vez también pedimos por todos aquellos que desean tener hijos.
El aceite de oliva
El aceite de oliva era usado para ungir al cohen y a los reyes. Mientras agregamos el aceite lo hacemos poco a poco como si estuviéramos ungiendo a cada uno de los miembros de nuestras familias y le pedimos a Hashem que le otorgue a cada uno lo que necesita.
Al colocar el aceite lo derramamos sobre nuestras manos y éste fluye por nuestros dedos, los cuales son los canales que utilizamos para traer la abundancia y la Parnasá a nuestro hogar.
El agua
El agua es comparada a la Torá, ya que, así como sin agua no hay vida, sin Torá tampoco la hay.
El agua embellece la naturaleza, de la misma manera en la que la embellece nuestra vida dando frutos que van a través de las generaciones. El agua hace que todos los ingredientes se integren y mezclen formando de esta manera la masa, también la Torá es la que nos identifica y nos une como pueblo.
Fuente: “El sabor de nuestras fiestas”.