Zera Shimshon
6 de enero de 2020
“Y extendió Moshé su mano sobre el mar y recobró el mar hacia la mañana su poder mientras los egipcios huían en dirección a él” (14.27)
Si hiciéramos un cambio en las consonantes y vocales de la palabra “l’eitano” -su poder-, podría leerse como l’tenao, “de acuerdo con lo estipulado al momento de la Creación” (Shemot Raba 21:6).
Esto significa que Hashem y el océano hicieron un pacto desde el momento de la Creación, de que el océano se dividiría en el momento que le fuera ordenado hacerlo.
Si el pasuk nos está informando acerca de un acuerdo que fue hecho con el mar, ¿no debería haberse aludido al mismo al momento en que el mar se divide, y no aquí, luego que las olas volvieron a romper sobre los egipcios volviendo a su estado original?
El Zohar (parashat Vayakhel, 198b) establece que Hashem creó una condición con el mar en el tercer día. El océano se dividiría y permitiría a Bnei Israel pasar a través de la tierra seca, y derribaría a los egipcios, como está dicho: “Y recobró el mar su poder”.
Del Zohar vemos que Hashem fijó dos condiciones diferentes con el mar:
Una: Que el mar se convertiría en tierra seca para los judíos.
Dos: Que luego volvería a su cauce normal derribando a los egipcios.
De acuerdo con esta explicación, el texto del pasuk cierra de todas las maneras. El mejor lugar para aludir al acuerdo entre Hashem y el mar es luego de que las aguas retornaron a su estado normal, atento a que el hecho que las olas volvieron a romper arrojando a los egipcios significó que las condiciones de Hashem fueron cumplidas exactamente como El las había instruido.