13 de julio de 2020
Shneur Lipskar construyendo la Sucá en Kazajstán
Un bajur de Jabad Shneur Lipskar contó una historia conmovedora sobre su experiencia en la casa del rabino Asher Tumarkin, el shalíaj de Jabad en Kazajstán, el último Tishrei.
Lipskar, que vive en Jerusalem, viajó con otros dos bajurim de Jabad a Karaganda, Kazajstán, para Tishrei de 2019 para ayudar a Rav Tumarkin.
“Cuando entramos a su casa por primera vez, no vi niños”, escribió Lipskar. “Después de que pasaron algunas horas y ningún niño regresó de gan, de repente entendí que no tenían hijos”.
“La idea de que no tienen hijos me golpeó. ¿Cómo es posible administrar una casa de Jabad, entregar shiurim, ayudar a los judíos a ponerse tefilín y regresar a una casa vacía? Una casa limpia y ordenada, demasiado ordenada, sin juguetes en el piso. No hay noches sin dormir, no hay niños que cubrir suavemente durante bircat Kohanim. ¿Cómo? ¿Cómo es posible?”
“Pasamos el tiempo construyendo una Sucá en el patio, bailando con la kehilá, ayudando a los judíos a sacudir el lulav. Y luego vino Simjat Torah. Estamos acostumbrados a una entusiasta kehilá en Simjat Torah… pero en Kazajstán no fue así. Había principalmente judíos ancianos allí y todo estaba en silencio.
“Pero no queríamos simplemente cumplir con nuestra obligación bailando. Queríamos alegrarnos de verdad. Así que comenzamos a beber, otra taza y otra taza… estábamos cantando y abrazando el Séfer Torá.
“Después tuvimos una Seudah (banquete). Los otros dos bajurim se pusieron un poco sobrios. Yo no. Rav Asher dijo un devar Torá. Cantamos y luego solicité que cantemos Yeladim de Eviatar Banai (Una canción conmovedora sobre niños de un conocido cantante israelí). Nadie más la sabía, así que lo canté yo solo y todos se quedaron callados y escucharon. La canción trata sobre niños, en el momento emotivo en que el niño se va a la escuela sólo con la tefilá de su padre para acompañarlo. La canción de repente me recordó “el asunto” que nadie menciona. Pero estaba lo suficientemente borracho como para no pensar en lo que es apropiado decir o no decir.
“Grité con gran dolor: ‘R’ Asher, ¡eres un buen judío! ¡Tienes un corazón de oro! ¡Podrías haber sido un Jabadnik en Kfar Jabad pero elegiste ser un shalíaj del Rebe! ¡Has dado toda tu vida por el Rebe! ¡Te mereces hijos!”.
Había silencio. R ‘Asher se puso blanco, pero seguí hablando. “Aquí estamos diciendo que te mereces un ben zajar (un bebé) este año. ¡Te juro que tendrás un ben zajar este año!”.
“Entonces lo abracé con entusiasmo. R ‘Asher susurró Amén con intensa kavanah. Y mis amigos me llevaron a mi habitación (donde me descompuse de inmediato)”.
Lipskar continuó su historia: “Hace una hora recibí una llamada telefónica de los bajurim que estaban conmigo. ¡Después de casi diez años sin hijos, hoy nació un bebé de R ‘Asher!”.
“Han pasado exactamente nueve meses desde mi shelijut [en Kazajstán]”.
(YWN)