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Concede la paz

Concede la paz

Sivan Rahav Meir 

16 de setiembre de 2020

Esta foto no fue tomada en el parque Sacher en los días intermedios de Pésaj sino que en los jardines de la Casa Blanca, en medio al proceso de la firma de los históricos tratados de paz: muchos judíos que participaron de esta ceremonia, israelíes y americanos, se pararon juntos para rezar las oraciones de Minja.  

Inclusive cuando se está escribiendo la Historia el latido del corazón judío se impone. 

Esto me recordó el cuento sobre Yaakov nuestro Patriarca, cuando en el momento histórico en el cual por fin se encontró con su hijo Yosef, después de tantos años, se paró a recitar “Shema Israel” y sólo después abrazó a su hijo. 

Me parece que esta foto cuenta algo más: Fue precisamente debido a la seguridad que tienen en su identidad pudieron alcanzar tal logro de llegar a los acuerdos de paz con Bahréin y los Emiratos Arabes Unidos.  

Cuando sabemos quiénes somos y nos respetamos a nosotros mismos, el mundo reconoce este hecho y nos respeta a su vez.  

Así también lo demuestra el versículo que fue mencionado ayer en la ceremonia: “Hashem dará fuerza a Su pueblo, Hashem bendecirá a Su pueblo con paz.”  

A través de la fortaleza, de la seguridad en la identidad que tenemos llegamos a la paz.  

El logro de ayer es un final increíble de un año loco. Si hace un año nos hubiesen dicho que todo estaría cerrado y que todo se cancelaria, que palabras como corona y zoom ocuparían nuestras vidas, que un virus de China paralizaría el mundo entero, no lo hubiéramos creído. Si nos hubiesen dicho que dos países árabes desarrollados se sobrepondrían frente a la cuestión palestina y firmarían, a la plena luz del día y llenos de orgullo, tratados con Israel y que también cantarían Hatikva, no lo hubiésemos podido creer. 

Parece ser que el mundo puede cambiar en un solo instante, para bien o para mal, y así también puede suceder con nosotros. Miren con cuanta facilidad empezamos a usar mascarillas o a programar vacaciones en cuarentena.  

Esperemos que el 5781 traiga consigo solamente sorpresas positivas. De hecho, esto es lo que ellos pidieron allá, al fin de la Tefilá de Minja en el jardín de la Casa Blanca: 

“Concede la paz, bondad y bendición, vida, gracia, benevolencia y misericordia sobre nosotros y sobre todo Tu pueblo Israel. Bendícenos Padre nuestro, a todos nosotros como uno, con la luz de Tu rostro. Pues con la luz de Tu rostro nos diste, Hashem nuestro D-s, la Torá de vida y amorosa bondad, rectitud, bendición y misericordia, vida y paz. Sea favorable a Tus ojos bendecir a Tu pueblo Israel, en todo tiempo y en cada momento con Tu paz. Bendito eres Tú Hashem, que bendice a Su pueblo con la paz.”

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