Sivan Rahav Meir
12 de octubre de 2020
Hoy quiero resaltar algunas cosas que escribió mi esposo, Yedidia Meir:
Algo muy festivo empieza esta semana y sería una lástima perderlo, en especial en un año tan lleno de desafíos como éste: después de Simjat Torá empezamos un ciclo de estudios de lo más básico en el judaísmo. Con todo el respeto (y hay mucho que respetar en ello) al Daf Yomi (programa de estudio diario del Talmud), al estudio diario de la Mishná, a la Halaja diaria (estudio diario de las leyes), al Rambam diario (estudio diario de las enseñanzas de Maimónides), esta semana empieza la base de todo: la parashá (porción semanal) Bereshit.
La porción de la semana dividida el siete partes, una porción por cada día de la semana y la costumbre es estudiar cada porción con el comentario de Rashi.
En los últimos años hemos festejado Simjat Torá en el medio de la semana, lo que no nos dio, realmente, mucho tiempo para poner en marcha este estudio básico en nuestro orden del día. Hasta que empezábamos a organizarnos ya habíamos llegado al viernes, y lo hacíamos con el pie izquierdo, con deudas de cosas por cumplir y con esto ya llegamos a Parashat Nóaj.
Pero este año, luego de 11 años, ocurre esto: una semana entera. Tenemos toda una semana para organizarnos para este estudio, una porción a cada día. Podemos estudiar solos, podemos estudiar con nuestra pareja, podemos hacerlo con los niños, o hacerlo con los padres vía telefónica, con el abuelo o la abuela, con algún amigo en cuarentena.
Unos pocos momentos de rutina, de equilibrio, de sensatez diaria en una época en la cual tanto lo necesitamos. Tonto es aquel que no trata por lo menos de empezar.