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Emocionarse con el zoom y con lavar los platos

Emocionarse con el zoom y con lavar los platos

Sivan Rahav Meir 

5 de noviembre de 2020

Una amiga inteligente, madre de niños pequeños me dijo: Nosotros de todos modos preparamos emparedados, lavamos los platos y ayudamos a los niños en sus clases por zoom en nuestro hogar. Nuestra elección está en cómo hacerlo, con alegría o con nervios, con amargura o con emoción.  

O sea que, si hay tareas que sabemos que debemos hacerlas hoy, ¿por qué no tomar la decisión de hacerlas de todo corazón? ¿Por qué no agregarles a ellas propósito y recordar el por qué hacemos lo que hacemos para nuestros seres queridos? 

De Abraham, nuestros Patriarca, hemos aprendido a hacer acciones rutinarias, del día a día con premura, alegría y emoción. La porción de esta semana empieza con la historia de la hospitalidad de Abraham.  

Fíjense en los versículos que describen el trato que le dio a los extraños huéspedes que invitó a su carpa: “Abraham fue rápidamente a la tienda de Sarah y le dijo: Rápido, toma tres sea de harina, harina fina, amásala y haz panes redondos. Mientras tanto, Abraham corrió hacia el ganado tomó un ternero tierno y seleccionado y se lo entregó al joven, que se apresuró en prepararlo.”  

Abraham se apresura, corre y con ello lleva a otros a apresurarse y a participar del festín. El realmente baila con los platos de comida en dirección a sus invitados como si él hubiera recibido un premio. Pareciera que más que sus invitados, es Abraham quien disfruta más al cumplir con esta tarea, para la cual él fue creado -la de ayudar al prójimo-. 

Abraham nuestro Patriarca nos enseña que no se trata de hacer solamente aquello que haces sino en cómo lo haces.

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