Foto; Imagen de Ri Butov en Pixabay
La diputada Tamar Zandberg de Meretz, cuyo proyecto de ley para “criminalizar el kiruv” provocó una ira generalizada, ahora propuso un nuevo proyecto de ley escandaloso que nuevamente apunta a la religión.
Zandberg, quien está programado para formar parte del nuevo gobierno de unidad que prestará juramento el domingo, propuso que los hareidim que se vayan del dérej reciban “beneficios de absorción”, el mismo apoyo financiero al que tienen derecho los nuevos inmigrantes.
La exposición de motivos de la propuesta dice: “El apoyo a los que se desvían del dérej es extraoficial, limitado y se realiza de forma privada, sin ningún apoyo del Estado. Además, la ley israelí no define criterios, en sus regulaciones o procedimientos, para aquellos que se desvían del dérej”.
“Salirse del dérej es un proceso personal y complejo, durante el cual y posteriormente, muchos sufren de lagunas en la educación formal, falta de dinero y posesiones, y dificultades mentales y sociales. El Estado no proporciona ninguna asistencia dedicada a aquellos que se desvían del dérej. Esta situación se debe principalmente a la falta de reconocimiento oficial de su condición y les priva efectivamente de los medios de promoción social que el Estado brinda a otras poblaciones, como la población inmigrante”.
El memo continúa describiendo con más detalle la difícil situación que enfrentan aquellos que se desvían del dérej, como la falta de un lugar para vivir ya que “la mayoría no puede seguir viviendo en casa y definitivamente no en la ieshivá donde aprendieron, “lo que los lleva a iniciar su camino” en el mundo secular ”en medio de una crisis financiera”.
El memorando concluye recomendando que el Estado brinde asistencia financiera a quienes se salgan del dérej “para permitir una aclimatación óptima” a su nuevo estilo de vida.
Cabe señalar que un proyecto de ley para ayudar a los jóvenes o adultos jóvenes con dificultades puede parecer útil, pero ayudar a los jóvenes a distanciarse más de sus familias y comunidades en lugar de sanar las relaciones rotas es un flaco favor.