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La porción diaria

La porción diaria

Sivan Rahav Meir 

Lo más fácil es menospreciar y descartar. Si algo nos suena viejo y desactualizado y no conseguimos entenderlo en un segundo y medio con nuestro cerebro limitado, seguramente se trata de algo no relevante y además puede convertirse en un muy buen material para un chiste cínico sobre nuestra tradición.  

La porción de esta semana, Parashat Jukat, empieza con las palabras “Zot Jukat HaTorá”-éste es el decreto de la Torá- que describe un tema que se considera un misterio hasta el día de hoy: El de la vaca roja. 

Generaciones de filósofos y sabios debaten sobre este mandamiento de nuestra tradición y sobre las siguientes preguntas: ¿Habrá realmente razones y propósito para cada Mitzvá? 

¿Será que hay razones ocultas y paralelamente razones reveladas? ¿Será que debemos, o más aun, será que podemos entender todo? ¿Y podríamos comprometemos a cumplir con las cosas, aun no las entendamos completamente? 

He aquí una sola frase del Rambam (Maimonides), uno de los más grandes pensadores en todas las generaciones, sobre este tema tan profundo: El hombre está supuesto a observar las leyes de la Sagrada Torá y entender el tema de acuerdo con su capacidad. Sobre aquello que no le parezca y no sea de su comprensión, que no le son fáciles… Que sus pensamientos en relación con éstos no sean como sus pensamientos con el resto de las cosas cotidianas.” 

Por un lado, es necesario tratar de entender, estudiar, esforzarse. Hay una estantería llena de libros judaicos y miles de años de sabiduría que nos esperan. Vale la pena sumergirse en ellos antes de decidir de manera decisiva. Por otro lado, aun después que hayamos estudiado, siempre habrá cosas que no podremos entender. Incluso si no están de moda, aun si no las podemos entender, es preciso tener mucho cuidado de no menospreciarlas.  

Cuando te burlas de tu herencia, en realidad te estas burlando de ti mismo.

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