Sivan Rahav Meir
Hoy en día, una de las formas de ver la personalidad de una persona es analizar su relación con las redes sociales: ¿Cuánto navega en ellas y en cuáles lo hace? ¿Cuántas cosas sube a las redes sociales a cada día? ¿Qué es lo que sube a las redes? Y quizás, la pregunta más importante de todas: ¿Qué es lo que no sube a las redes sociales?
En la Porción de la Semana, Bilaam mira al Pueblo de Israel y desde su boca sale una emotiva bendición: “Que dignas son tus tiendas, Iaacov, tus moradas Israel.”
¿De qué se entusiasma él? ¿Por qué las tiendas en el desierto tanto lo emocionan? Rashi explica que Bilaam se encontró por primera vez con el concepto de la privacidad.
Una nación entera que deambula en medio del calor y con todo esto sabe separar entre el espacio público y el espacio privado. Cada tienda está construida para que no se pueda ver el interior de la tienda adyacente, o, en palabra de Rashi: “No tener las entradas (de las tiendas) dirigidas una frente a la otra”. Que fortaleza.
No todo el mundo sabe todo sobre todos. No todo el mundo mira cada tortilla que todo el mundo hace por la mañana y luego pone al tanto lo que compró para la sala de estar.
Bilaam proviene de un mundo en que todo se basa en romper las cercas y carecer de fronteras, y de repente ve frente a sí que es posible que sea diferente. Que hay tantos botones de “publicar” y “compartir” y no hay ningún botón “no publicar, cuídate, construye tu mundo interior”, pero que éste es el botón más significativo: ¿Qué guardas para ti mismo? ¿Qué queda entre tú y tu familia, tus amigos, entre tú y tu propia persona o entre tú y D-s?