Sivan Rahav Meir
El último Shabat del año se acerca. En la Parashá que leeremos este Shabat no hay ninguna Mitzvá, solamente principios que Moshé Rabeinu comparte con nosotros momentos antes de su desaparición física. Cosas que son muy adecuadas para el comienzo del año escolar y el principio de un nuevo año:
* “Todos ustedes se encuentran hoy firmes ante Hashem, vuestro Elokim: los jefes de sus tribus, los ancianos, los oficiales-todos los hombres de Israel”. A veces la palabra unión se escucha como si fuera un cliché. Moshé Rabeinu nos recuerda que ésta es la verdad más básica. Nos hemos acostumbrado a pensar que nuestros anhelos, el sueño de las generaciones es el llegar a de cierta manera a 61 puestos en el Kneset. Pero esto es casi el mínimo, no es el máximo. El objetivo es llegar a ser toda una nación que se une en torno a nuestra historia común.
* “Y no sólo con ustedes concreto esta alianza y este juramento, este pacto que hago con aquel que está aquí hoy, con nosotros ante Hashem -nuestro Elokim- y también con aquel que no está aquí hoy con nosotros.” No debemos mirar sólo a nuestra generación, sólo al aquí y ahora. En todas nuestras decisiones tenemos la obligación frente al pasado y frente a todo el futuro, tanto para los que ya no están, como para aquellos que aún no han nacido.
* “Ustedes saben muy bien cómo vivimos en Egipto y cómo pasamos a través de pueblos por los cuales ustedes pasaron”. No hemos venido a establecer otro Egipto, ni otro Irán, ni siquiera otro Estados Unidos. Moshé Rabeinu pide que no hagamos aquí la idolatría de otros pueblos, o la ideología de otros, sino que construyamos aquí algo nuestro.
* “Porque este mandato que te prescribo hoy no está oculto para ti, ni está fuera de tu alcance. Tampoco está en el cielo… no está más allá del mar… está muy próxima a ti, en tu boca y en tu corazón para que la lleves a la práctica.” Es posible. Somos capaces. Estas aspiraciones no son grandes para nosotros, son muy prácticas. No en el cielo, sino aquí cerca.
* “Convoco como testigos al cielo y la tierra, de que pongo ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, para que vivas tú y tu descendencia”. El último mensaje es quizás el más importante, tenemos el libre albedrio. La víspera a Rosh Hashaná y Yom Kipur es un recordatorio dramático: Siempre puedes volver a calcular una ruta y empezar de nuevo. Hay en la vida el bien y el mal, la bendición y la maldición, la vida y la muerte, y escogiste la vida.
Shabat Shalom, Shaná Tová.