Dr. Alberto J. Rotenberg

Foto: Ilustrativo. Vandalismo en La Tablada.

Ante un nuevo ataque al cementerio israelita de La Tablada, en el que fueron sustraídas más de 300 placas, la AMIA emitió un comunicado dejando sentado sus reiterados reclamos a las autoridades policiales, municipales y provinciales, así como su inacción frente a este tipo de episodios que se reiteran en forma recurrente. Además, informaron que se ha comenzado con un proyecto de refuerzo de las medidas de seguridad.

Desde el arco opositor un dirigente de otra agrupación, sin perjuicio de señalar en un medio comunitario diversas críticas a la gestión del oficialismo, expresa que su labor en la prevención de la profanación de los cementerios ha sido pésima.

Sin embargo, no propone solución alguna.

Voy a traer una comparación. En el suroeste de Miami, en Estados Unidos, hay un cementerio de la comunidad que simplemente no tiene ningún cerco protector. En el perímetro del cementerio se cruza la calle y hay casas y establecimientos fabriles. Como cualquier otra calle.

En Argentina volaron la embajada de Israel, destruyeron el edificio de AMIA y el fiscal a cargo de la investigación fue encontrado si vida un día antes de tener que presentarse ante el Congreso de la Nación.

¿Acaso no había seguridad? ¿El fiscal no tenía toda la protección? ¿Y qué pasó? ¿La policía? ¿Los servicios de inteligencia? ¿La justicia? ¿Condenó a algún culpable?

¿Le vamos a endilgar la responsabilidad a las autoridades de los entes centrales comunitarios -que precisamente durante aquellos atentados no era la actual conducción?

Hace pocos días la AMIA también denunció la insólita presencia de un imputado iraní en Nicaragua en presencia de un representante del gobierno argentino y éste reaccionó -si bien tardíamente- reclamando su detención.

Es Argentina.

Traer propuestas concretas es muy positivo y habla bien de quien lo hace. Es lo que la comunidad necesita.

La descalificación dice más de aquel que descalifica que de la víctima de sus palabras.