Sivan Rahav Meir

Ayer arreglé las estanterías para Pésaj. Me di cuenta de que las cosas que boté ocupaban mucho espacio innecesario, me ocultaban lo que realmente necesitaba y, además de que, podría haberlas desechado o regalado a otros, quienes las podrían disfrutar. Por eso cuando terminé de ordenar todo, la sensación fue tan buena. Porque las cosas están en su sitio, cada cosa está simplemente en su lugar.

El Maharal (Rabi Yehuda Loew de Praga) escribió que el exilio es cuando las cosas no están en su lugar y la redención es cuando las cosas están en su lugar correcto.

Cuando el pueblo de Israel estaba en Egipto, esto era estar en el exilio. Cuando él estuvo en su lugar, en la Tierra de Israel, esto es la redención.

Cuando los secuestrados están en los túneles de Gaza, esto es exilio. Cuando, con la ayuda de Di’s, regresen sanos y salvos a casa, con sus padres y madres, esto es la redención.

Cuando los evacuados del norte y del sur aún se encuentran en hoteles y apartamentos temporales, esto es estar en exilio. Cuando vivirán seguros en sus hogares, esto será la redención.

Cuando los adolescentes están desconectados y no pueden encontrar su lugar en el mundo, cuando los solteros algo mayores buscan y aún no han construido su hogar, cuando estoy en WhatsApp en lugar de concentrarme en la persona que tengo frente a mí, todas estas situaciones son tipos de exilios.

Nuestras oraciones al acercarnos a Pésaj son de que todo vuelva a su lugar. Así como nosotros ordenamos y limpiamos nuestros hogares para la festividad de Pésaj, Di’s ordenará el mundo entero (Hamás, por ejemplo, finalmente será arrojado al basurero de la historia).

Que todo en el mundo esté exactamente en su lugar. Esto se llama redención.