Más de 100 alcaldes israelíes firmaron una carta dirigida al Ministro de Asuntos Religiosos, Michael Malkieli, instando al gobierno a cancelar su plan de otorgar al Gran Rabinato el poder de nombrar rabinos municipales. Los alcaldes argumentan que esta medida socavaría la autonomía de sus ciudades y pueblos para elegir un rabino que se alinee con su “carácter único”.
La controversia comenzó cuando el Ministerio de Asuntos Religiosos publicó directivas el 11 de abril, con el objetivo de trasladar el poder de nombramiento de los municipios al Gran Rabinato. La medida encontró resistencia, ya que el Gran Rabinato es tradicionalmente haredí, y muchos alcaldes quieren que sus ciudades elijan rabinos que les convengan, no halajá.
Los alcaldes señalaron que, dado que el municipio paga el salario del rabino, ellos deberían tener la autoridad para seleccionar a sus empleados. También se opusieron a dos partes adicionales de la directiva, que reducen el requisito de representación de las mujeres en el comité de selección y permiten a los rabinos continuar sirviendo más allá de la edad legal de jubilación de 67 años.
Los alcaldes argumentan que los rabinos tienen una influencia significativa sobre las mujeres residentes, por lo que los comités de nombramiento deberían tener una gran representación de mujeres. Además, como funcionarios electos, no hay justificación para concederles una edad de jubilación retrasada.