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Alcanzar la perfección humana – Pensamiento crítico

Alcanzar la perfección humana – Pensamiento crítico

R. Naftali Espinoza

¿Qué es el pensamiento crítico?

El Profesor Ivan Salas, de la Universidad Gabriela Mistral de Chile, responde esta pregunta de la siguiente forma.

El Pensamiento Crítico se concibe como el pensamiento intelectualmente disciplinado de conceptualizar, aplicar, analizar, sintetizar y evaluar la información recabada a partir de la observación, experiencia, reflexión, razonamiento o comunicación. Este tipo de pensamiento es un procedimiento que da valor racional a las creencias y emociones. (Creamer, 2011:13)[1].

Según lo descrito, el propósito del pensamiento crítico será: “… generar un juicio reflexivo basado en un núcleo de desarrollo de habilidades…” (Facione, 1990: 15).

Las habilidades del pensamiento crítico de interpretación, análisis y evaluación se encuentran descritas del cuarto al sexto nivel en la taxonomía de Broom(Campos, 2007)[2].

En este sentido, el pensamiento crítico explora más allá del último nivel de Broom al inferir las consecuencias de las decisiones, argumentarlas mediante la explicación en un proceso de diálogo, así como autorregular el aprendizaje para obtener una mejora continua en los niveles de desempeño de la competencia (Broom, Catherine (2011)[3].

Para el desarrollo del pensamiento crítico se debe incentivar un espíritu crítico, que partirá de un sondeo de la curiosidad, agudeza mental, una razón dedicada y hambre de adquirir información fiable. (Facione, 2011: 10)[4].

El reflejo de este espíritu se traduce en un desarrollo que va fuera del espacio de la academia necesariamente, en donde él y la estudiante se destaca por la curiosidad de un gran rango de asuntos, su preocupación por adquirir una buena información, la confianza en sus habilidades para razonar, una disposición para adquirir nuevos puntos de vista y honestidad para encarar sus propios prejuicios. (López, 2012: 7)[5].

Rasgos de un pensador crítico

Para Campos (2007), un buen pensador crítico presenta los siguientes rasgos:

Racionalidad: uso de razón basada en evidencias.

Autoconciencia: reconocimiento de premisas, prejuicios, sesgos y puntos de vista.

Honestidad: reconocimiento de impulsos emocionales, motivos egoístas, propósitos tendenciosos, etc.

Mente abierta: Evalúa los diversos puntos de vista, acepta nuevas alternativas, pero a la luz de la evidencia.

Disciplina: Es preciso, meticuloso, comprensivo y exhaustivo, resiste la manipulación y reclamos irracionales y evita juicios apresurados.

Juicio: Reconoce la relevancia y/o mérito de premisas y perspectivas alternativas y la extensión y peso de la evidencia.

Habilidades para el pensamiento critico

La interpretación: Esta primera habilidad, esta referida a la comprensión y expresión del significado de las experiencias de las personas, además de considerar para ello situaciones, eventos, juicios, creencias, reglas, procedimientos, etcétera.

Esto se realiza categorizando la información con la que contamos, además de ir decodificando los diferentes significados y clarificando conceptos claves.

Esta primera etapa o habilidad, consiste en leer el problema e identificar lo que ya se sabe del mismo, activando el conocimiento previo y demostrando la capacidad de la persona de aplicarlo en diferentes contextos.

El análisis: Esta segunda habilidad, está referida a la destreza de identificar las relaciones de inferencia entre declaraciones, preguntas, conceptos, expresiones, etcétera. Esto se realiza a través de la examinación de ideas, detección y análisis de argumentos. Esta implica obtener y procesar información que hipotéticamente está asociada a un problema, idea o concepto, es decir, construir una nueva red semántica para reestructurar este conocimiento, esto se logra a través de la capacidad o el desarrollo de la habilidad del análisis.

La evaluación: Esta habilidad se relaciona con reconocer la credibilidad de lo establecido o de otras representaciones como la descripción de una persona, percepciones, experiencia, situaciones, juicios, creencias u opiniones.

Es la posibilidad de evaluar las relaciones de inferencia entre declaraciones, preguntas, conceptos, expresiones, etcétera.

Se debe realizar evaluando la credibilidad de las demandas, y ser capaces de evaluar la calidad de los argumentos que se utilizar para llegar a deducir a través del razonamiento. Para ello, se requiere discriminar opciones en forma grupal y contar con criterios propios para definir una solución o postura.

La inferencia: Busca identificar y asegurar los elementos que se requieren para crear una conclusión razonable; formar conjeturas; considerar información relevante y deducir las consecuencias provenientes de datos, evidencia, creencias, juicios, opiniones, conceptos, descripciones, etcétera.

Para incorporar esta habilidad se debe ser muy “inquieto intelectualmente”, ya que debemos consultar las pruebas que se tienen, revisar si existen conjetura de alternativas, para finalmente obtener conclusiones basadas en lo anteriormente planteado.

La explicación: Esta habilidad apunta directamente a poder tener una representación coherente de las ideas que se han desarrollado o presentado.

Hay que observar la descripción de métodos y resultados, justificación de procedimientos, objetivos y explicaciones conceptuales, argumentaciones, para reconocerlas como propias, o rechazarlas en su defecto.

Con esta nueva habilidad, se presentan soluciones, por lo que se establece un nuevo nivel de conocimiento, lo que, de alguna manera, permitirá tener elementos para poder enfrentar una nueva situación y evaluarla de manera más adecuada.

La autorregulación: Esta es probablemente la más compleja de las habilidades. Se asocia a la actividad cognitiva de un monitoreo autoconsciente, constante y riguroso, para ella, se deben emplean habilidades de análisis y evaluación.

Incluye la autoevaluación y la autocorrección. Cuando ya hemos incorporado esta nueva habilidad, la persona puede desarrollar un reporte personal con sus inferencias, de las consecuencias de sus conclusiones establecidas y una reflexión individual sobre su desempeño con lo cual desarrolla la autorregulación de su aprendizaje. (Olivares, 2015).

Conclusión

Hoy por el internet abundan ciertos “gurúes”, “kabalistas”, “seres de Luz”, etc, etc, y muchos de ellos ostentando el título de “Rabino”. Ofrecen a sus seguidores y/o subscriptores que haciendo una u otra cosa podrás quitar la “mala suerte”; que recitando esto o esto otro recibirás “buenas vibras”; que si compras un frasquito con unas gotitas de no sé qué y las tomas diariamente aumentaras tu fe; que si quieres un esposa(o) sólo necesitas dar una “buena tzedaká”, etc, etc. Todas cosas que juegan con la ignorancia y necesidad de las personas, tal como lo hacen los políticos, los cuales ofrecen un futuro mejor, pero nunca un presente, y que si no recibiste lo que pediste fue solo por tu culpa, por no tener fe o por no hacer lo suficiente bien lo que se te pidió, en fin, puras charlatanearías que degradan al judaísmo. No compre cuentos, y para esto debe ser menos crédulo, y analizar bien lo que está viendo o escuchando, evalúe lo que se le está presentando.

Por lo tanto, los invito a trabajar en el pensamiento crítico, el cual es una herramienta poderosa para evaluar y los dogmas y fantasías, que están incluidas en la religión. Aplicar la lógica y el razonamiento nos permite identificar inconsistencias y contradicciones dentro de nuestro sistema de creencias. Cuestionar la coherencia interna de las enseñanzas puede revelar aspectos que no se sostienen bajo un análisis riguroso.

El pensamiento crítico nos protege contra la manipulación y el adoctrinamiento, ya que nos permite identificar tácticas de persuasión y propaganda utilizadas para imponer dogmas y falsas promesas.

En resumen, el pensamiento crítico nos equipa con herramientas para evaluar de manera objetiva y racional las afirmaciones supersticiosas que algunos “religiosos” quieren imponer, evitando caer en dogmatismos y fantasías. Nos permite tomar decisiones informadas basadas en evidencia y razonamiento, en lugar de aceptar creencias sin cuestionarlas.

[1] Creamer, Montserrat (2011), “¿Qué es y por qué pensamiento crítico?”, en Curso de didáctica del pensamiento crítico, Ecuador, Ministerio de Educación, pp. 11-22.

[2] Campos, Agustín (2007), “Pensamiento crítico”, en Técnicas para su desarrollo, Colombia, Edición Aula Abierta.

[3] Broom, Catherine (2011), “From Critical Thinking to Critical Being”, en Encounter, vol. 24, núm. 2, pp. 16-27.

[4] Facione, Peter (1990), “Critical thinking: a statement of expert consensus for purposes of educational assessment and instruction”, en American Philosophical Association, California, The California Academic Press, pp. 1-111.

[5] López, Gabriela (2012), “Pensamiento crítico en el aula”, en Docencia e Investigación, vol.1, núm. 22, México, pp. 41-60.

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