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Shavuot: El pueblo elegido

Shavuot: El pueblo elegido

Rab Ezriel Tauber

La Torá es una idea muy bonita. Mejora la vida familiar, la vida comunitaria, etc. No obstante, cumplirla solamente por esas razones es pensar en términos gentiles. Cumplimos la Torá porque Hashem nos dijo que lo hiciéramos, porque El nos dijo que podemos estar seguros de que nuestra observancia produce algo millones y millones de veces más grande que cualquier cosa que percibamos. Y después de eso, la cuidamos por las razones evidentes, por el mejoramiento que trae al individuo y a la comunidad.

Los Sabios explicaron que la bondad de los gentiles es pecado, queriendo decir que cuando un judío sigue valores -aún valores religiosos- que están basados en razonamientos seculares y no judíos, es un pecado. Para los gentiles está bien. Todo debe ser explicable a sus mentes racionales. No obstante, pues para el judío, no robar u observar cualquier otro mandamiento paralelo de la misma forma que un gentil, es pecado.

Es por esto que, la razón para que un judío no robe, debe ser diferente a la razón por la que un gentil no roba. Un judío no roba, primero, porque así dice la Torá. Esto se llama naasé, haremos; lo vamos a hacer sin cuestionar, a pesar de que nuestras mentes racionales encuentren o no encuentren atractiva la idea. Lo haremos porque el Creador del cielo y la tierra dijo que lo hagamos. Después de eso, buscaremos nishmá, entendimiento.

El orden naasé venishmá es de suma importancia. El máximo objetivo de un no judío es entender con su mente racional todo lo que pueda. Después y sólo después procede a hacerlo. Esto es nishmá venaasé, el entendimiento precede a la acción.

El objetivo de un judío es más elevado, porque se esfuerza en cumplir los mandamientos de Hashem aún si su mente racional le dice lo contrario. Naasé venishmá transforma al cerebro humano acerca de todo lo que ve, a un instrumento que permite al cerebro humano entender más de lo que puede ver. Ver es creer, pero creer es más que ver.

Antes del Monte Sinai el pueblo judío era todavía miembro de la raza humana. No tenían más elección que la de actuar sobre lo que el intelecto les decía. Sin embargo, en el Monte Sinai se le dio acceso a una revelación más grande que el intelecto humano. Se volvieron judíos, miembros del pueblo elegido por Hashem.

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