10 de julio de 2019
Rab Abraham Twerski
Dice la Mishná en Pirké Avot que está excesivamente ocupada en sus negocios jamás se convertirá en sabio (2:6)
Ocasionalmente observamos personas que tienen un insaciable deseo por acumular riqueza. Hay billonarios cuya vasta fortuna no se extinguiría aún si vivieran mil años, sin embargo, persisten en incrementarla como si no supieran cómo van a pagar su próxima comida. Por alguna razón, la sociedad no ve esta situación como anormal.
Esta es la historia de un hombre que fue a consultar con un psiquiatra.
- “¿Cuál es su problema?”, preguntó el psiquiatra.
- “Yo no tengo ningún problema” respondió el hombre.
- “En ese caso, ¿a qué debo su consulta?, preguntó el doctor.
- “Bueno, mi familia insistió en que debía venir a verlo”, dijo el paciente.
- “¿Qué es lo que su familia piensa que está mal en usted?, preguntó el psiquiatra.
- “Ellos piensa que hay algo malo en mí porque me gustan los panqueques” afirmó el hombre.
- “Eso es absurdo”, replicó el médico. “No hay nada malo en que le gusten los panqueques. A mí también me gustan”.
Los ojos del paciente se iluminaron. “A usted le gustan. Entonces debe venir a mi casa. Tengo cajas y cajas llenas de ellos en el depósito”.
Preparar una cantidad de panqueques para una comida está bien, e incluso dejar cocinados algunos más para conservar en el freezer para otra oportunidad es apropiado. Pero cuando una persona acumula cajas de panqueques en su depósito, obviamente está enferma. Realmente deberíamos tener la misma actitud hacia el dinero, juntando suficiente para nuestras necesidades agregando aparte algo más por las dudas que soplen vientos tormentosos. Sin embargo, si el dinero se convierte en un fin en sí mismo, y la persona continúa amasando fortuna que nunca podría llegar a usar, realmente es una tontería como si acumulara panqueques.
Cuando la comida es ingerida para nutrirse, es saludable. Si alguien come en exceso, por encima de las necesidades de su organismo, la comida estaría cumpliendo alguna otra función. Invariablemente, para quien come más de lo necesario en forma compulsiva, la comida es una especie de droga. Lo mismo es válido para el irracional apetito por el dinero. Muy probablemente, el dinero representa seguridad; así como quien come en exceso encuentra seguridad en la comida, el acumulador compulsivo de dinero encuentra seguridad en el dinero, aun cuando realmente el mismo no cumpla concretamente ninguna función.
La utilización de la comida o el dinero como un factor de seguridad revela una profunda sensación de inseguridad, producto generalmente de una baja autoestima. Como esta baja autoestima no está vinculada a la realidad, se produce una búsqueda sin fin de más y más comida o más y más dinero.
En verdad, la sociedad no considera este excesivo deseo de dinero en forma similar a la conducta compulsiva respecto de comer demás, pero el Talmud los ve como equivalentes.