Rab David Zaed
9 de agosto de 2019
Rabí Jaim Ozer Grodzinski nació en 5623 (1863) en Iuje, Bielorrusia, un pequeño pueblo cerca de Vilna donde su padre sirvió como Rab durante cuarenta años, precedido por su abuelo, quien también había sido Rab durante un período similar. Rabí Jaim Ozer poseía una memoria infalible: Nunca experimentó el “olvido”, como él mismo comentó, hasta su vejez.
A los quince años fue a la famosa Ieshivá de Volozhin. A pesar de su temprana edad, fue inmediatamente aceptado en el selecto grupo de Rabí Jaim Soloveitchik zt’l. A la edad de veinte años, cuando pasó por Vilna, su fama le precedió. Siguió la sugerencia de su padre, alumno de Rabí Israel Salanter zt’l, quien le aconsejó que se casara con la hija de Rabí Lazer (Eliezer Eliyahu) Grodzinski zt’l, a su vez yerno de Rabí Israel Salanter y un Dayán de Vilna. Rabí Jaim Ozer esperaba mantenerse durante toda su vida como “Abrej”, estudiando Torá de tiempo completo, en la casa de su suegro, pero después de dos años falleció Rabí Lazer y la comunidad de Vilna le pidió que tomara el lugar de su suegro. Desde la época del Gaón de Vilna, esa ciudad nunca tuvo en Rab Harashí oficial. En sustitución a este cargo, un grupo destacado de Rabanim y Dayanim formaron el Rabinato, todos los cuales eran ancianos, grandes eruditos y “poskim”. Entonces, Rabí Jaím Ozer Gordzinski, de veintidós años, su unió a sus filas y durante los siguientes cincuenta y cinco años emergió como Rab Harashí de Vilna, ya que desde el principio fue evidente que su vasto conocimiento de la Torá se complementó con una gran sabiduría.
Si bien Rabí Jaím Ozer tenía una Ieshivá, no era ésa una Ieshivá en el sentido habitual, porque no podía darles a los estudiantes gran parte de su tiempo para impartirles sus “shiurim”. El grupo estudió de forma independiente, y sólo en Shabat los muchachos se reunían en su casa para escucharlo. A pesar de las horas limitadas que pasó con sus alumnos, tuvo una gran influencia sobre ellos y surgieron varios grandes hombres de esa generación, entre otros: Rabí Moshé Shatkes zt’l, Rabí Abigdor Amiel zt’l (Tel Aviv), Rabí Yejezkel Abramsky zt’l y Rabí Mijoel Fisher zt’l, todos ellos gigantes de la Torá. Rabí Jaim Ozer Grodzinski fue también el tío de Rabí Eliyahu Eliezer Dessler zt’l.
Rabí Jaím Ozer fue uno de los fundadores del movimiento Agudath Israel y su pilar a lo largo de su vida, participando en cada Kenesiá Ghedolá (Gran Asamblea) mientras su salud lo permitiera. También fue presidente honorario del movimiento. Cuando se estableció la “Moétzet Guedolei Hatorá” (El Consejo de los Grandes de la Torá), él fue el primer presidente y lo siguió siendo a lo largo de su vida.
Cuando su alumno, Rabí Eliezer Silver, se convirtió en el presidente fundador de Agudat Israel de los Estados Unidos de Norteamérica, le envió saludos personales. Además, dio instrucciones a Rabí Shlomó Heiman zt’l, el Rosh Ieshivá de la renombrada “Metivta torá Vadáat”, para participar de la primera Convención Americana de Agudat Israel en Far Rockaway en 1937, y para aceptar la vicepresidencia de la organización en ciernes. Rabí Heiman solía alejarse de los asuntos públicos, pero Rabí Jaím Ozer Grodzinski lo instó a hacer una excepción.
Rabí Jaim Ozer Grodzinski fue miembro fundador y administrador de “Vaad HaIeshivot” (Unión de las Ieshivot) en Lituania. También estableció una red de escuelas judías que brindaban educación judía tradicional y los Agudat HaRabanim de Polonia.
El Jafetz Jaim no iniciaría ninguna acción pública, ni firmaría ningún documento público, hasta que consultara con Rabí Jaim Ozer Grodzinski, considerándolo una encarnación viva de la Torá.
Los médicos de Polonia a menuda aconsejaban a sus pacientes que se recuperaran en Druskenik, una ciudad rodeada de bosques y bendecida con “aire seco”. Como estaba cerca tanto de Grodno como de Vilna, Rabí Shimon Shkop zt’l y Rabí Jaím Ozer solían ir de vacaciones allí. Rabí Boruj Ver Leibowitz de Kamenitz zt’l y Rabí Aharón Kotler zt’l, todos ellos gigantes de la Torá, también pasaron los veranos allí. Como resultado, se desarrolló un “Rincón de la Ieshivá” en el bosque, lejos de los acontecimientos más vulgares.
Raím Jaím Ozer, por indicación de los médicos, debía pasar los días estivales en Druskenik. Los cientos de cartas diarias con todo tipo de preguntas y problemas tuvieron que ser respondidos, incluso en Druskenik.
Tampoco las líneas de visitantes, dignatarios y funcionarios del gobierno se detuvieron porque era verano. Antes de llegar allí, el Rab finalmente pidió que eligieran una modesta casa, de dimensiones adecuadas, cerca del “Rincón de la Ieshivá”.
Un grupo de jóvenes de la Ieshivá vigilaba la casa, esperando la llegada del Tzadik. El Rab del lugar y su hijo fueron a recibirlo a la estación de trenes, y lo trajeron a la casa. Se quedaron allí unos momentos y salieron. Y ahí se le oyó decir a Rabí Jaím Ozer: “No puedo aceptar la casa. Primero debo consultar con ella”. Alguien susurró que el Rab local debía primero haberle mostrado la casa a la Rebetzin. “¿Pero no es un viudo Rab Jaím Ozer?”, agregó otro espectador. “Entonces, ¿quién es ‘ella’?”, preguntaron todos.
Resultó que Reb Jaím Ozer se había referido a su cocinera, quien llegaba con la comitiva que acompañaba al Rab. La cocina estaba a una distancia del comedor, y temía que resultara demasiado cansador para ella, para servir. Finalmente, llegó la cocinera cargada con ollas y sartenes, y ella dio su aprobación.
Su casa estaba abierta día y noche. No se requirió cita previa. Su casa siempre estaba llena de gente: enfermos, viudas, huérfanos. Rabanim, Roshei Ieshivá, visitantes de todo el mundo. Uno se podría preguntar cuándo tenía tiempo para estudiar, pero publicó tres volúmenes de su monumental obra “Ahiézer”. Más sorprendente fue su resistencia espiritual. Su única hija, una niña de diecisiete años, se enfermó, estuvo en cama tres años y lamentablemente falleció a los veinte. A lo largo de este difícil período, sus actividades a favor de las comunidades y de la escritura de libros no disminuyeron. El personalmente manejó los fondos para cualquier número de organizaciones benéficas. Por lo tanto, para la gente de todo el mundo, el Comité de Distribución Conjunta “Vaad Hatzalá”, el Fondo “Hafkine” tenían sólo una dirección, tanto para los donantes como para los receptores: Rabí Jaim Ozer Grodzinski zt’l.
Su brillantez, así como el alcance de su liderazgo, se reflejan tanto en los Shu’t (Cartas de Preguntas y Respuestas Halájicas) que le fueran enviadas desde todas partes del mundo. Escribía cada respuesta personalmente, sin confiarle esto a algún asistente o secretario. Su mente era tan disciplinada, que al mismo tiempo que escribía una respuesta de Halajá, daba indicaciones a sus asistentes, y hablaba por teléfono.
Se sabía que Rabí Jaím Ozer Grodzinski zt’l usaba una lámpara eléctrica, en lugar de una vela para Habdalá, en línea con su opinión de que, en términos de Halajá, la electricidad se considera una combustión.
Su fundamental y más trascendental obra literaria es, indudablemente, Sheelot Utshubot “Ahiezer”, de varios volúmenes. Fuente ineludible de consulta.
El fatídicos 5 de Ab del año 5700 (1940), falleció a los 76 años una de las más grandes figuras de la Torá y del judaísmo de todos los tiempos, y todo el mundo lo lloró. Rabí Jaim Ozer Grodzinski zt’l descansa en Vilna. Que su mérito nos proteja, amén.