1 de septiembre de 2019
La tercera frase de Masechtas Kallah Rabasi nos enseña: “Kol hamevakeish shalom, ein tefiloso chozeres reikam: La oración de una persona que busca la paz nunca se vuelve vacía”. La baraisa respalda esta afirmación al señalar que la guematria de ambos shalom (paz) y shave’a (gritar) es 376. La petición de una persona amante de la paz tiene una gran potencia.
Es por eso que la halajá nos indica que busquemos un jazán para el Yamim Nora’im que es m’urav im habriyos, que combina bien con todas las personas, que tiene el rasgo de shalom. Si queremos fortalecer la potencia de nuestros tefillot, debemos ser más tolerantes con las personas y esculpir un comportamiento agradable para todos.
Otra forma de fortalecer nuestros tefillot es pedirle a Hashem que las responda debido a su jésed en lugar de cualquier cosa que hayamos hecho. El Medrash dice que hay 10 términos para la oración, y el nivel más alto es ” v’etjanan“. La raíz de esta palabra de jinam (gratis), que indica que la forma más poderosa de acercarse a Hashem es pedirle que nos dé un obsequio.
La Gemara dice: “Hayored lifnei hateiva – El (shliaj tzibur) bajó a aven antes del amud“. En el shul de Rav Heinemann en Baltimore, el jazán en realidad baja un paso antes del amud en sincronía con las palabras en Tehillim, “Mimamakim karasicha Hashem – Desde las profundidades te llamé, Hashem”. Al renunciar, expresamos humildad. No le pedimos a Hashem bendiciones porque sentimos que las merecemos. Estamos orando por un matnat jinam, por un regalo gratis.
Decimos en la estrofa final de Avinu Malkeinu: “Chaneinu v’aneinu ki ein banu ma’asim; asei imanu tzedakah v’jésed v’hoshi’einu – Hazlo gratis y contéstanos porque no tenemos hechos; haz para nosotros caridad y jésed y concédenos la salvación”. El davener inteligente sabe que Hashem lo aprecia cuando nos acercamos a Él con humildad en lugar de con una actitud de “Me viene a mí y seguramente lo merezco”.
Tehillim 102: 1 dice: “Tefillah l’ani ki yatof: La oración del pobre cuando se siente débil”. La Mishnah Berurah explica que debemos rezar como un mendigo que anda recogiendo. De hecho, en Selichot decimos: “K’dalim u’churashim dafaknu d’losecha – Como los necesitados y los pobres, golpeamos Tus puertas”.
Rav Schwadron, zt”l se pregunta por qué hablamos de un mendigo golpeando puertas. ¿Acaso los pobres no suelen tocar con respeto y timidez? Él responde: “Si el pobre hombre no ha comido en tres días, él golpea”. Nuestra mejor oración es cuando le decimos a Hashem que lo necesitamos desesperadamente.
Con el mérito de aprender más sobre la tefilá, que Hashem responda nuestras oraciones y nos bendiga con una larga vida, buena salud y todo lo maravilloso.
Fuente: Jewish Press.