Rab Abraham Twerski
6 de setiembre de 2019
Jueces y policías vas a nombrar… No plantarás un árbol de idolatría cerca del Altar de oro (16:18-21)
El Talmud dice que la cercanía de la prohibición de plantar un árbol cerca del altar con la Mitzvá de nombrar jueces es para enseñarnos que el nombramiento de una persona no adecuada para desempeñarse como juez es un pecado tan grave como plantar un árbol de idolatría cerca del Altar (Sahedrin 7b).
El autor de Melo HaOmer dice que hay una explicación en equiparar un juez no adecuado para su cargo con un árbol de idolatría.
Otras formas de idolatría son fácilmente reconocibles como estatuas o íconos. Un árbol que es adorado no tiene signos que lo identifiquen como idolatría. Su apariencia es inocente, un árbol es como cualquier otro. Sin embargo, esta apariencia inocente es engañosa. Si es un objeto de culto, en realidad es un ídolo.
El mismo principio rige para la designación de jueces. Una persona puede dar la apariencia de ser justa y competente, pero ésa puede no ser su verdadera esencia. Un juez debe ser una persona de una impecable integridad. Nombrar para el cargo a un juez incompetente basándose en su apariencia exterior es, en consecuencia, similar a plantar un árbol de idolatría cerca del Altar. El proceso de elección de jueces en nuestra sociedad está frecuentemente basado en consideraciones políticas y recompensa por lealtad hacia el candidato ganador más que en sus propios méritos e integridad. La Torá nos advierte que esto no contribuye a la causa de la Justicia