Becky Krinsky
19 de marzo de 2020
Estamos viviendo tiempos de crisis, una situación como nunca, alarmante e insegura. La inestabilidad en conjunto con el exceso de información ha creado un estado de psicosis que ayuda a que las personas pierdan el sentido común y actúen en modo pánico, sin poder pensar con claridad y calma analizando la información recibida y entendiéndola con una perspectiva lógica.
Desde luego que hay que estar informado y preparado. Es importante ser responsable y saber qué sucede en el mundo para saber cómo actuar. Es importante tener planes de acción en caso de que la situación llegara empeorar o a afectarnos en forma directa.
Estar seguro, protegido y enterado de lo que pasa es responsabilidad personal.
La gente en todos los puntos del planeta esta espantada, el virus corona es una verdadera amenaza; la posibilidad de contagio es grande, rápida y en casos mortal.
La necesidad de informar y el deseo de estar bien informado, ha tornado a los medios en voceros que, en lugar de ayudar a controlar el miedo, incrementan la angustia y la desesperación. Tristemente, tanta información, aturde y adormece a las emociones.
No importa si se recibe un comunicado oficial, un reportaje médico o un simple video chistoso, el caso es que todo el día y a toda hora, circula información que más que actualizar la situación, nutre el medio, aumenta la incertidumbre y altera los nervios.
Nadie niega la importancia de conocer lo que sucede. Es vital tomar medidas adecuadas para ubicarse y protegerse. Sin embargo, estar escuchando las noticas todo el día, no es un pasatiempo sano, ni productivo.
En tiempos de crisis, es imposible tener control de lo que sucede, los cambios se dan por minuto. Es muy fácil perder la calma y el sentido común. Sobre todo, cuando las emociones se han adormecido creando un escudo protector para poder sobrevivir la amenaza que se siente. La falta de criterio ha dejado de ser eficiente, objetiva y la actitud, lejos de ayudar, paraliza y entorpece el pensamiento.
El sentido común ofrece un juicio sensato y objetivo, basado en el conocimiento de la realidad. Ayuda a percibir y entender las cosas que suceden sin exagerar o perder su importancia. Marca las pautas para poder actuar con cordura. El sentido común ancla a la persona y ayuda a tomar decisiones lógicas y acertadas.
Para no perder el sentido común, uno tiene que cuidar sus emociones que fácilmente se pueden confundir con la información desmedida que aturde y angustia.
Es peligroso exagerar la cantidad de información que se recibe. Hay que conocer lo suficiente para entender lo que sucede. Es importante saber cómo y cuándo uno debe de poder actuar y no perder el sentido común.
La receta
Sentido común
Ingredientes:
Objetividad – apreciar la clara realidad sin correcciones, ni interpretaciones personales
Prudencia – sabiduría y cordura para actuar sin impulsos
Paciencia – calma para no sobre reaccionar ante las cosas que no se puede cambiar
Confianza – fe de que las cosas se terminan mejorando o adaptando a una nueva realidad
Flexibilidad – facilidad para aceptar los cambios y las imposiciones.
Afirmación positiva para tener sentido común:
Pongo atención y escucho con claridad lo que el universo me dice. Actuó con prudencia y calma. Mi intuición no me engaña y siempre me marca un buen camino. Mi corazón me guía y ayuda a encontrar equilibrio. Tomo decisiones lógicas, basadas en la razón, la realidad y el juicio. Decido por mí y no me interesa impresionar o copiarle a nadie sus decisiones. Mi sentido común no me engaña.
Como cultivar el sentido común:
1. El sentido común es la intuición personal que se pierde cuando uno quiere actuar como piensan los demás. Cada uno sabe lo que es correcto y cuándo lo hace, nunca pierde su criterio. Sólo cuando se contagia de la locura de otros se pierde el sentido común.
2. Hay que validar al miedo y el enojo propio para no perder la calma y prudencia. Sentir miedo en momentos de crisis es de humanos. Aceptar la impotencia y la frustración por la falta de control da fortaleza para poder sobrevivir la crisis.
3. Escuchar las noticas con curiosidad y medida ayuda a obtener información objetiva y útil. No todo lo que se escucha es importante o necesario para poder tomar decisiones acertadas y prudentes. Hay que saber filtrar lo que se escucha.
“Uno siempre hace lo correcto cuando escucha a su corazón, sin tener que impresionar o querer actuar como los demás.”
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