Jafetz Jaim
30 de abril de 2020
Cuida mis estatutos y mis leyes – que una persona hará y vivirá por ellos (Vayikrá 18:5)
Es sabido que las 248 partes del cuerpo se corresponden con los 248 mandamientos positivos de la Torá, y que el cumplimiento de cada uno de ellos provee vitalidad a una parte especial del cuerpo. En cambio, también sabemos que algunas partes del cuerpo no son esenciales para la vida, tales como las manos o las piernas. Si alguien pierde -jas veshalom- alguna de ellos, aunque la pérdida es grande, no afecta su habilidad para seguir viviendo, y se considera simplemente como una limitación a su capacidad o un defecto. En contraste, hay varias partes del cuerpo humano cuya pérdida o daño hace imposible para quien lo padece seguir viviendo. Por ejemplo, herida en el cerebro o en algún órgano interno puede ser fatal, porque son esenciales para la vida.
Esto no es diferente en lo que respecta a los “órganos” del alma, cuya vitalidad en el mundo venidero depende de la Torá y las Mitzvot. Con relación a algunas Mitzvot, si una persona las trasgrede, es cosiderada nada más que defectuosa, como cita el versículo: “Si tratas con desdén una cosa te ocasionará daño” (Mishlé 13:13). El Gaón de Vilna explica que cuando alguien ilumina la palabra de Hashem y no cumple una determinada Mitzvá, el órgano de su alma que necesita esta Mitzvá es dañado por toda la eternidad, tal como cuando un hombre no cumple con el precepto de Tefilín. Aunque él cumplió todo el resto de las Mitzvot, su “brazo” espiritual será lastimado. En contraste, ciertas Mitzvot de la Torá son asociadas con el cerebro, el corazón, y otros órganos interiores que son vitales para la vida. Si una persona se rebela con respecto a esto, trae la muerte a su alma.}
En consecuencia, la Torá nos ordena observar todos los estatutos y las leyes, que una persona hará, y vivirá por ellos, sin ningún daño o defecto. En realidad, la Emuná es el principio básico de nuestra fe, y todos nuestros pensamientos y razonamientos dependen de ella. La Emuná revitaliza nuestra alma más que cualquier otra cosa (y por lo tanto uno debe esforzarse para alcanzar la perfección en esta Mitzvá que sostienen la vida). Sin embargo, la Torá nos exhorta a no generar ningún defecto en parte alguna de nuestro cuerpo -externo e interno-, teniendo cuidado de cumplir cada una de las Mitzvot que Hashem nos dio.