Daniela Lowinger
23 de mayo de 2020
Es muy común en nuestros días ver cómo la humanidad se ha vuelto descortés.
Se ha vuelto normal la falta de urbanidad cuando estamos en medio al tránsito urbano diario y percibimos la falta de cortesía en el manejo. O cuando vemos una persona totalmente saludable estacionarse en el puesto reservado a impedidos. Cuando los jóvenes no dejan sus asientos a gente mayor o mujeres embarazadas. O cuando al prójimo poco le importa tu propiedad y causa daño a la misma sin la menor conciencia de que está destruyendo algo ajeno. En fin, son algunos ejemplos de cosas que vemos a diario.
Nuestros sabios dicen que en tiempos antes de la llegada del Mashíaj viviremos en un mundo desconsiderado.
Pero no siempre fue así, y el concepto de consideración hacia el prójimo nos lo ha enseñado Hashem mismo poco antes de darnos la Torah.
Dicen nuestros sabios: Dérej Eretz kadmá Torah.
O sea: la cortesía precedió la entrega de la Torah.
¿Cómo fue esto? ¿Cuándo ocurrió? La Torah cuenta que el tercer día, a partir del momento en que el pueblo de Israel acampó frente al monte Sinai, Hashem llamó a Moshé y le dio las instrucciones que debía transmitir a todo el pueblo.
Moshé bajó en seguida a transmitirle al pueblo todo lo indicado por Di’s y como respuesta los ancianos respondieron que acatarían todas las ordenanzas de Hashem.
Con esta respuesta Moshé volvió a escalar la montaña para retransmitir el mensaje.
Es interesante recordar que Moshé estaba muy avanzado en edad y que estas subidas y bajadas no debían ser fáciles para él.
Rashi, el famoso comentarista bíblico, hace la siguiente pregunta: ¿Era necesario que Moshé volviera a subir la montaña para relatar a D-s lo que acababa de decir el pueblo? ¿Hashem no sabía lo que el pueblo había dicho?
Por supuesto que D-s sabía la respuesta. Pero Rashi explica que de allí la Torah quiere enseñarnos algo.
Que Moshé, al volver a subir, estaba actuando con Dérej Eretz, o sea, con cortesía frente al pueblo. Es a través de este comportamiento que Moshé nos enseña cómo debe comportarse el mundo. Más aun, cómo el mundo debe comportarse frente a D-s.
Moshé no se limitó en pensar que Aquel que lo había enviado sabría muy bien la respuesta del pueblo, sino que consideró que, así como había recibido la misión de Hashem de transmitirle al pueblo Sus instrucciones, era igualmente adecuado que le llevara a Hashem lo que el pueblo había contestado. Esto era una cuestión de cortesía para con los Bnei Israel.
¿Qué entendemos de este concepto de Dérej Eretz? A nivel simple, es ser considerado; pero a nivel más profundo ¿qué esconde?
Encierra el verdadero significado del respeto hacia el prójimo y más aun de la relación de D-s hacia nosotros.
En el caso de Moshé y Am Israel, por supuesto Hashem sabía muy bien la respuesta del pueblo, pero el hecho que Moshé le llevara una respuesta y que D-s la escuchara, indicó que ambos respetaban al pueblo.
Quiere decir que D-s mismo, en este momento, estaba demostrando consideración por la voluntad del pueblo y estaba brindando lo que El pedía para sí mismo. De allí el refrán de nuestros jajamim:
¿Eize HaMejubad? Hamejabed et HaBriot.
¿Quién es merece el respeto? Aquel que respeta al prójimo.
Entonces Hashem, quien pide respeto para sí, es el Primero en darlo. Porque el hecho de tomarse el tiempo de escuchar la respuesta, a pesar de ya conocerla, es una señal de Su consideración para con el pueblo; a pesar de que El está a un nivel muchísimo más elevado que el pueblo en sí, Le pareció importante brindar esta deferencia.
A diferencia de otras religiones, en las cuales la relación entre el hombre y lo divino se resume en el ser humano sirviendo a sus dioses, en el caso de judaísmo, Hashem nos demuestra una relación totalmente diferente. Donde hay un vínculo recíproco entre ambos.
Ha sido la fórmula que El ha empleado para que sepamos que Aquel que nos pide, respetarLo, amarLo y loarLo, nos respeta y nos ama más aún.
Y ésta es la belleza del judaísmo. Cuando nuestra religión pone en evidencia la grandeza de aquel que cree y no solamente la grandeza de Aquel en quien creemos.
Es así como, a unos pocos días de recibir la Torah descubrimos un D-s que se interesa en el hombre, que lo escucha, que le demuestra respeto.
Esta es una señal de humildad tremenda por parte de un D-s Infinito, que debiera servirnos de ejemplo diario a todos nosotros. Porque la mayoría de las veces, la falta de Dérej Eretz es simplemente producto de la arrogancia y no ver más allá del yo, de nuestro ego.
¿Y cómo sería el mundo si todos pensáramos en el prójimo antes de pensar en nosotros mismos?
Tiempos mesiánicos.