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En memoria

En memoria

Sivan Rahav Meir 

27 de agosto de 2020

El rabino Shay Ohayon, padre de cuatro niños, fue asesinado ayer en horas de la tarde en Pétaj Tikva. Escuché una entrevista que se hizo con su amigo cercano, Yosef David Mograbi, el cual estudió con él por 11 años.  

Mograbi contó sobre la última conversación que tuvieron, antes de que Shay se subiera al autobús: “Shay dijo que el reza para que la gente entienda que Umán no es lugar de fiesta y bailes.”

Me parece que esta petición es pedir algo muy profundo. Las relaciones con Uman no son buenas. Estamos hablando aquí de decenas de miles de personas que llegan para rezar juntos, lo cual es algo muy importante para ellos. De seguro que nos es posible entender el porqué de cancelar, este año, los vuelos a Umán. La pregunta solamente es sobre cómo hacerlo, la forma de hacerlo, la atmósfera. 

Los dueños de salones de fiestas y eventos reciben mucha cobertura mediática de simpatía en relación a las cancelaciones que están sufriendo en estos momentos. También cuando se cancela una presentación de teatro, la actitud es solidaria, comparte en la dificultad. Las funciones de comedia igualmente. Las vacaciones al exterior en julio y agosto, igual. Las fiestas, los clubes, los bares, restaurantes, los paseos de finalización del ejercito al Lejano Oriente, todos participan en la dificultad; podemos entender y apreciar muy bien la gran decepción que las personas sienten cuando se les cancela algo que han soñado hacer.  

Entonces, hay personas que ir a Umán es su sueño. Tampoco ellos deben ser merecedores de irrespeto, de burla y chistes, sino más bien merecen empatía. 

No conocí al Rabino Ohayon, pero la última frase que dijo antes de ser asesinado me ha dejado muchas cosas en que pensar.

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