Sivan Rahav Meir 

17 de setiembre de 2020

Shalom Sivan, soy Hagit Rain. Hace 14 años atrás, al anochecer de Rosh Hashaná estaba preparándome para encender las velas.  

Había pasado un mes y medio desde que mi hijo, Benaya Rain, falleciera en la segunda Guerra del Líbano. Frente a las velas de la festividad nosotros decimos la bendición: “que nos has dado vida, nos has sostenido y nos has permitido llegar al día a este día”.  

Parada frente a las velas sentí que no podía recitar la bendición de manera sincera. Quería hacerlo de todo corazón y sentí que lo que diría seria falso. ¿Sobre qué podría decir yo “que nos has dado vida”? ¿Sobre el hecho de que mi hijo había fallecido? Me quedé parada frente a las velas con lágrimas en los ojos. Recé pidiendo tener las fuerzas o el entendimiento acertado para poder recitar la bendición con alegría. 

Después de un tiempo, que me pareció una eternidad, miré de repente a mi alrededor. Vi a nuestros siete hijos, los yernos y las esposas e inmediatamente entendí y me dije a mi misma: ¡Si! que nos das vida. Da las gracias por todo este “lo que hay”, por la gran abundancia en tu vida la cual no debe ser tomada por sobre entendido. Sentí que mi corazón se abrió y escuché un grito: “¡Que nos has dado la vida, nos has sostenido y nos has permitido llegar a este día!”. Me parece que me escucharon hasta en Kalkilia… trato de que lo que entendí en aquel momento no se pierda, sino que se transforme en una forma de ver el mundo.  

Ojalá que todos tengamos el éxito en este año de levantar la cabeza y ver también lo bueno en medio de esta crisis, de alegrarnos de que hemos llegado, con vida y sustento a este nuevo año de 5781.