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Curso diario del cuidado del habla: Lección 7

Curso diario del cuidado del habla: Lección 7

Rab Salo Michán M.  

La capacidad de hablar es la cualidad que define al humano. Ningún otro ser tiene la capacidad de comunicarse de modo elocuente, creativo y sensible.  

Como veremos, las palabras del hombre poseen una fuerza tremenda: son capaces de dañar, lastimar, hacer sufrir; o lo contrario, beneficiar, favorecer, elogiar, etc., a cualquier persona.

¡Nuestras palabras incluso tienen la capacidad de alterar a las personas y a los objetos! Al pensar en esto, podremos entender por qué Shemirat haLashón (cuidar la palabra) tiene tanta importancia en el judaísmo.

La capacidad de hablar es la principal característica del ser humano. Si analizamos la creación del ser humano, entenderemos que esa cualidad del habla es parte de Dios.

Está escrito en la Torá: “Y Di’s formó al hombre del polvo del suelo, y sopló en sus narices aliento de vida; y el hombre se convirtió en un alma viviente”.

¿Cuál es el atributo único del hombre que lo distingue de los animales, quienes también son llamados “almas vivientes”?

Explica el Targum Unkelus (la traducción de la Torá que fue entregada directamente al Pueblo Hebreo en el Monte Sinai): “El alma viviente es `un ser que habla`, Rúaj Memalelá”. En otras palabras, la fuerza vital contenida en el aliento que insufló Di’s en nuestra nariz es lo que nos hace hablar.

La fuerza interna que constituye nuestra “alma de vida” se manifiesta en nuestra capacidad de articular nuestro ser interior por medio del poder del habla. 

En cada palabra que pronunciamos estamos exhalando el aliento Divino que se encuentra dentro nuestro.

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