Sivan Rahav Meir
Muchos se pararon anoche, u hoy, al amanecer para el servicio de Selijot. Este escrito, que escribió el Rav Itamar Chaikin, está dedicado a ellos y para todo aquel que quiere reparar, en el mes de Elul::
“Yo tenía un amigo en el ejército que se ganaba la vida reparando televisores. En el pasado él solía ganarse bien la vida, pero con el pasar del tiempo las personas dejaron de mandar a arreglar sus televisores -si se dañan, se compra otro-. De la misma manera también casi ha desaparecido el zapatero, ya que ya nadie arregla zapatos, también hay cada vez menos sastres y costureras para la reparación de ropa. No hablamos sólo de objetos. Nos hemos acostumbrado a comportarnos de la misma manera en las relaciones humanas. ¿Se dañó? Cambiamos. ¿El maestro molesta? Cambiamos de maestro. ¿Nos es difícil con el jefe? Cambiamos de trabajo. ¿Pasamos por una dificultad en la relación con la pareja? Terminamos la relación. Y ésta es una gran falta, ya que así nunca seremos capaces de profundizar nuestras relaciones. A veces, las crisis y las dificultades son parte de la historia y el hombre pierde la oportunidad del aprendizaje y de la reparación personal (ya que en realidad toda relación es un sistema recíproco de espejos).
Esta es la gran novedad de Elul. Esto sucedió por primera vez cuando salimos de Egipto: recibimos la Torá con muchas esperanzas y expectativas, pero pecamos e hicimos el becerro de oro. Todo lo que había sido construido se rompió y destrozó al pie de la montaña. Pero Moshé Rabenu subió una vez más a la montaña y luego de varios días y noches de oración y perdón, en Yom Kipur el bajó por segunda vez del monte Sinaí, con las segundas Tablas.
La gran enseñanza aquí es que el hombre puede reparar aquello que ha dañado, volver a construir aquello que destruyó. Inclusive si dañó o pecó en grande, la relación entre el hombre y su D-s y entre el hombre y su amigo puede restaurarse.
Este es el secreto profundo de la reparación. Elul viene a enseñarnos que, si algo se ha dañado, chequea si se puede reparar. No te apures en cerrar la puerta, dale una segunda oportunidad, dale una oportunidad al amor”.
















