Sivan Rahav Meir (Desde Israel)

Desde anoche las comunidades ashkenazíes empezaron a decir Selijot (oraciones en la cual se pide perdón divino), hasta Yom Kipur. Anoche estuve con miles de personas en las oraciones de Selijot que dirigió mi cuñado Itzjak Meir y de repente puse atención a algo: El texto de Selijot habla sobre todo de aquello que hemos hecho en el último año y que no es bueno. Pero la multitud que lo recita lo hace con baile, canto, emoción. Esto no es una contradicción, sino que es la esencia de estos días.

Quien participa de Selijot lo ve por sí mismo: Allí no hay desanimo sino esperanza. Es realmente un encuentro anual de personas optimistas, de personas que creen que cambiar es posible. Exactamente así es dicho en la Parashá: “Porque esto está muy cercano a ti; está en tu boca y en tu corazón, para que puedas cumplirlo”.

Recibimos una invitación anual para enfrentarnos a aquello que es malo, con aquello que está dañado, que está roto, y arreglarlo.

Es verdad que esto exige el reconocer nuestros errores. No es fácil reconocer que “hemos pecado, hemos traicionado”. Es más fácil continuar como siempre y no parar para pensar sobre todas las fallas del año que está por terminar, pero con ello se nos hace posible reconocer la situación y volver al camino correcto.

¿Será que era imaginación mía de que el aire de Jerusalem ayer era más límpido, cuando salimos de Selijot?