Rab Salo Michan M.
Nos cuenta el Midrash que sucedió el caso de una mujer que vino a consultar a Rabí Elazar acerca de su sueño y le dijo:
—Observé en mi sueño que el techo de mi casa se rompía.
Entonces Rabí Elazar le dijo, a modo de interpretación:
—En un futuro darás a luz un hijo varón.
Y así aconteció. Transcurrió cierto tiempo y nuevamente la mujer tuvo el mismo sueño. También esta vez se lo interpretó Rabí Elazar:
—Darás a luz un hijo varón.
Y de nuevo así aconteció. Tras un cierto tiempo soñó ella por tercera vez el mismo sueño. Y tal como era su costumbre fue a consultar a Rabí Elazar, pero en ese momento el Sabio no se encontraba en la Casa de Estudio.
Le preguntaron sus alumnos:
—Dinos cuál es tu pedido e intentaremos ayudarte.
Preguntó la mujer:
—¿Acaso también ustedes son expertos en la interpretación de sueños, como su maestro?
Le respondieron los alumnos:
—Cuéntanos tu sueño y nosotros te lo interpretaremos.
La mujer les relató su sueño acerca del techo de su casa que se rompía, y los alumnos se lo interpretaron:
—En un futuro cercano enterrarás a tu marido.
Al escuchar esta amarga noticia, la mujer salió y comenzó a llorar amargamente.
Cuando regresó Rabí Elazar, preguntó a sus alumnos:
—¿Por qué llora esta mujer?
Le contaron los alumnos lo sucedido durante su ausencia y, al escucharlo, Rabí Elazar se estremeció y les dijo:
—Con sus propias palabras han matado a su marido.
Vemos de esta tremenda historia que depende de cómo se interprete el sueño es que sucederá…
Por eso dice el Midrash:
Una persona no debe contar su sueño a su enemigo, sino a quien lo ama, ya que su enemigo no encontrará en el sueño ningún aspecto positivo, y quien lo ama no encontrará en el sueño ningún aspecto negativo. Y todos los sueños van detrás de la boca que los interpreta.
Vemos la gran fuerza que tiene la palabra.
