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¡Detente! Privacidad frente a ti

¡Detente! Privacidad frente a ti

Sivan Rahav Meir 

Vivimos en una época en la que se acostumbra a exponer casi cualquier cosa al público. Aquel que documenta y comparte cosas personales -sea entre un hombre y su amigo, entre padres e hijos, entre un hombre y su esposa y entre un hombre y su D-s-, es considerado “valiente” y recibe tanto elogios como “likes”. 

El rabino Jaim Navon escribe sobre un pequeño e importante detalle del emocionante encuentro entre Iosef y sus hermanos: 

“Así encontró Iosef a sus hermanos después de 22 años de separación: Iosef, no pudiendo contener sus emociones ante los presentes, ordenó: “Hagan salir a todos los ajenos de mi presencia!” Y no quedó nadie con Iosef cuando se dio a conocer a sus hermanos. Entonces lloró en voz alta, lo oyeron los egipcios, y lo oyó (la gente) que estaba en la casa del Faraón.” 

Iosef saca a cada uno de sus hombres antes de darse a conocer a sus hermanos y romper en gran llanto. ¿Por qué? No quiere que una mirada externa arruine la intimidad entre él y sus hermanos, en el momento especial y difícil del encuentro. Una mirada externa daña la intimidad ya que los momentos más privados nos presentan la cuestión de: cómo me veré a los ojos de los demás, qué pensarán y qué dirán. 

Si una persona comparte en las redes sociales los eventos íntimos de su vida, es posible que en el próximo evento íntimo ya esté planeando, en el transcurso de las situaciones que esté viviendo, cómo escribirá sobre ellas y cómo las describirá. 

De hecho, no todo tiene que ser un secreto completo. Podemos aprender aquí de Iosef, quien sacó del lugar donde se encontraba a todas las personas ajenas a su familia -pero no hizo un esfuerzo especial para evitar de que otros lo escucharan-. Vivió profunda y sinceramente sus momentos privados, dirigiéndolos sólo a quienes realmente le eran cercanos, pero tampoco se avergonzó de ellos. 

Uno puede reducir el compartir secretos y vergüenza, pero aumentar en mayor intimidad privada. También esta lección se aprende de Iosef el Tzadik.”

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