Sivan Rahav Meir
Hoy es el 10 de Tevet y este año he llegado a tener una nueva perspectiva en relación con este día:
Fui a la casa del Rav Israel Meir Lau para transmitir desde allí vía zoom el seminario “Nifgashot”. El Rav explicó que en el día 10 de Tevet empezó el asedio de las murallas de Jerusalem, o sea empezó el proceso de la destrucción del Templo y en nuestra generación es el “Día del Kadish general” por todos aquellos que perecieron en el Holocausto y de los cuales no se sabe la fecha en que murieron.
Una de las niñas preguntó en el chat cómo esto es posible. El Rav explicó que hoy en realidad esto no parece lógico que alguien muera y no se sepa dónde y cuándo ocurrió, pero es precisamente lo que les sucedió, en el Holocausto, a millones de personas. No hay fecha de muerte, no hay tumba. Hay individuos y familias enteras de los que no hay recuerdo. Y el propósito de que este día ha sido establecido es precisamente para ellos, para encender una vela en su memoria en este día, estudiar Torá en su memoria y decir Kadish.
Pero a partir de ese mensaje sombrío, la conversación cambió repentinamente en una dirección diferente, más optimista. Una de las niñas preguntó cuándo, en el Holocausto, el Rav dijo “Shemá Israel”. El sonrió una sonrisa amarga. “Era un niño de dos años cuando empezó la guerra y tenía ocho años cuando la misma terminó. ¿Por qué crees que yo sabía que es el “Shemá Israel”? ¿Quién me lo habría enseñado? ¿Los oficiales alemanes? Yo estaba ocupado en sobrevivir. No sabía leer o escribir en ningún idioma. Emigré a Israel huérfano de ambos padres a la edad de ocho años. No sabía abrir un libro de oraciones, no sabía decir ni una frase en hebreo.”
Miré desde un costado al hombre que más tarde se convirtió en el Rabino Jefe de Israel y es considerado uno de los oradores judíos más prominentes en el mundo y vi cómo es posible levantarse y reconstruirse sobre las ruinas.
Entonces alguien preguntó qué le daba fuerzas. “Los versículos de los profetas lo describen todo”, respondió. “La terrible destrucción de nuestra gente, pero también la construcción, la capacidad de cumplir nuestro sueño. Léanlos, fueron escritos sobre nosotros”.