Becky Krinsky
La amistad es una de las relaciones menos tomadas en serio; sin embargo, es una de las relaciones más significativas y valiosas que hay. Un buen amigo escucha, sin tener la necesidad de imponer su punto de vista. Ayuda a ver la vida con claridad y, lo más importante, un amigo nos acompaña y apoya en los momentos que quizá ninguna otra persona entiende lo mal que se le está pasando.
Una buena amistad fortalece y nutre virtudes personales, también compensa las debilidades que no se exponen abiertamente. Por lo tanto, un amigo sincero complementa y ayuda a ser una mejor versión de uno mismo. De hecho, Aristóteles dice que un amigo es un alma que permanece en dos cuerpos distintos.
Cuando uno se encuentra en compañía de un buen amigo, uno se siente protegido, respaldado e inspirado a seguir caminando por la vida sin temor a sentirse solo.
Al platicar y convivir con un buen amigo, uno siente que puede expresar sinceramente sus sentimientos sin miedo a que sean expuestos y además tiene la confianza de que será escuchado con atención.
Una amistad positiva abre la posibilidad para entender interrogantes e inquietudes que a su vez puedan expandir las posibilidades o ver nuevas formas de ser percibidas.
Para muchos, una buena amistad constituye el lazo íntimo que ofrece un sentido más placentero y confortable a la vida. Estas relaciones sólidas y efectivas nutren al alma y refuerzan la sensación de estar acompañado aun cuando uno se encuentra lejos.
Se sabe que dos es siempre mejor que uno, dos mentes se complementan, se contraponen y se integran. Los distintos puntos de vista aportan diversidad, claridad y objetividad. Aun cuando existen momentos que discute o no se pueden poner de acuerdo, esos altercados están fundados con interés y cariño sincero, lo que conduce hacia el mejoramiento de cada individuo.
La amistad ayuda a ampliar las perspectivas personales invitando a que uno piense y salga de su zona confortable para entender lo que sucede y ayudar a que las cosas fluyan mejor.
Hay un dicho que dice, si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos… camina acompañado. Qué mejor compañía que un buen amigo que te quiere, te conoce y busca lo mejor para ti.
La amistad es una relación que está basada en el respeto y el afecto mutuo. Se dice que un buen amigo puede llegar a ser tan cercano como un hermano y en muchos casos se convierte en una persona mucho más cercana que cualquier familiar.
Varios estudios demuestran que tener buenos amigos mejora la calidad de vida, la salud mental, física y emocional y por el otro lado, el no contar con buenos amigos impacta negativamente afectando desde el estado de ánimo hasta los deseos de querer vivir.
El amigo que nos quiere nos entiende y nos protege es un tesoro que hay que valorar y cuidar.
La receta
Un buen amigo
Ingredientes:
Confianza – apoyo y comprensión incondicional, sentimiento de poder contar con la amistad
Respeto – aceptación de la personalidad, reconocer el carácter sin criticar o imposiciones
Sinceridad – autenticidad, poder ser como uno es, franqueza al hablar sin lastimar
Cariño – amor y gratitud por el otro de forma desinteresada e interés por el bienestar común
Dedicación – entrega y cooperación, tiempo compartido y disfrutado en conjunto
Afirmación personal para nutrir una buena Amistad
Soy una persona muy afortunada porque tengo un buen amigo. Agradezco sinceramente mi amistad. Mi amigo me acompaña por los caminos de la vida y no me abandona en tiempos difíciles. Reconozco que mi amigo tiene sus puntos de vista, los cuales respeto y escucho con atención. Busco ser la mejor versión de mí y quiero sumar aspectos positivos en la vida de mi amigo. Juntos crecemos, reímos, lloramos y nos podemos ayudar porque ser un buen amigo me hace feliz y me ayuda a vivir en plenitud.
Cómo ser un buen amigo:
1. Para tener un buen amigo hay que ser un buen amigo. Uno tiene lo que da, lo que conoce y lo que cuida, cuando uno tiene un buen amigo tiene un gran tesoro. Un amigo ayuda a fortalecer, a proteger y a apoyar en todo momento.
2. Las buenas amistades crean lazos emocionales y motivan a luchar aun cuando uno se siente desanimado. El buen amigo es un confidente, un aliado y un rincón donde se encuentra luz y calor. Esto es lo que marca la diferencia entre un auténtico amigo y un conocido.
3. Una verdadera amistad implica compromiso, exige lealtad, y regala pertenencia. Los buenos amigos son incondicionales. Un buen nunca abandona, compite o envidia. Los logros del otro son motivo de festejo y de alegría. No necesitan explicaciones, o razones; complementan y llenan vacíos que otras relaciones no pueden colmar.
Busca un buen amigo y aspira a tener sus mejores cualidades para que juntos puedan inspirar, complementar y caminar juntos. Tener un buen amigo es tener una buena vida.
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Becky Krinsky | Life-Coach, Author, & International Speaker