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¿Por qué hay preguntas que son tan difíciles de responder?

¿Por qué hay preguntas que son tan difíciles de responder?

Becky Krinsky

 ¿Por qué siempre me topo con personas que no me saben respetar? ¿Por qué no tengo una buena relación con mi esposa? ¿Por qué me va mal en lo que hago? ¿Por qué tengo tanto miedo y no puedo expresarme cómo me gustaría? ¿Por qué no tengo un buen trabajo?

Más frecuente de lo que uno quisiera las personas tienen una multiplicidad de preguntas sin respuesta. Estas crean sentimientos de impotencia y frustración por no poder dar una explicación ante las dudas, no ayudan a mejorar alguna situación porque no aportan un punto de partida para cambiar su foco de atención.

Hay preguntas que desde que se plantean, no tienen respuesta ya que son opiniones o afirmaciones en forma de respuesta. Otras preguntas simplemente se hacen con carácter filosófico, no se conoce a ciencia cierta su respuesta. También están las preguntas que no tienen sentido… ya que su respuesta es otra pregunta o no se dirigen a la ejecución.

Cuando no hay una respuesta lógica y concreta, seguramente la pregunta no tiene fundamentos para ser respondida.

Por ejemplo, si la pregunta tiene como enunciado principal el ¿POR QUÉ? Existe la posibilidad de que más que preguntar y querer escuchar una respuesta, sea una queja, o alguna forma de auto convencer sin respuesta satisfactoria. Esto conlleva a dar contestaciones cínicas o irónicas como: debe de ser porque así es; porque te lo mereces; porque tienes mala suerte; porque no te ha tocado, etc.

Cuando uno no recibe una respuesta concreta debe cambiar y mejorar su pregunta. Es decir, en lugar de preguntar por qué me va mal, o por qué no tengo novio, o porque no tengo un buen trabajo… hay que aclarar las palabras para poder responder con acciones concretas.

¿Cómo puedo ganar más dinero? ¿Cómo me puedo llevar mejor con mis padres? ¿Qué puedo hacer para mejorar mi persona? ¿En dónde puedo conocer personas más positivas y con mis mismos intereses?

La pregunta que implica “¿por qué?” quiere buscar una explicación a la realidad que pareciera no se puede cambiar y solo se le quiere entender. Como si fuera una condición perdurable que no se puede solucionar.

Cuando la pregunta se construye con el ¿cómo?, o ¿en dónde?… La propia composición implica una forma de acción, una búsqueda y el interés para cambiar lo que no funciona. En estas preguntas ya hay responsabilidad personal, así como compromiso para poder encontrar lo que uno busca.

Preguntar siempre es bueno, ayuda a la reflexión, motiva la curiosidad y dirige a una forma clara de pensar. Una buena pregunta es valiosa ya que da herramientas para entender y actuar.

Hay que atreverse a preguntar, cuestionar, investigar, analizar, explorar con claridad, pero también hay que tener valor para escuchar las respuestas y actuar para solucionar, cambiar o mejorar la cuestión en duda.

La receta

Preguntas efectivas

Ingredientes:

Claridad – pensamiento concreto, aprecio la realidad sin alteraciones

Creatividad – atrever a ver el problema desde otra perspectiva

Valor – fortaleza para escuchar la respuesta

Reflexión – introspección para entender lo que de desea entender

Flexibilidad – poder para modificar la pregunta hasta que se pueda resolver

Afirmación personal para obtener respuestas claras

Preguntar es un regalo que da libertad y responsabilidad. Busco respuestas claras y concretas para poder solucionar mis dudas y tener el valor de entender mis inquietudes. Busco encontrar la verdad. Tengo el valor para escuchar las respuestas, aunque no siempre sean lo que me hubiera gustado escuchar. Cuando mis preguntas no son claras, busco nuevas formas de cuestionar. Reconozco el valor de mis preguntas y me tomo el tiempo para entender y reflexionar antes de preguntar.

El valor de hacer buenas preguntas: 

1.     Las preguntas claras aclaran y dirigen el pensamiento. Hacer preguntas que lleven a la acción o a entender claramente lo que sucede, permite solucionar y superar la cuestión en duda.

2.     Una pregunta puede aclarar y mejorar o confundir y causar caos. Las preguntas objetivas con indicaciones concretas son positivas y motivan a la acción. Las preguntas abstractas o indirectas sólo infunden más dudas e imposibilitan la solución.

3.     Cuando no se sabe qué preguntar, no se obtiene una respuesta lógica ni concreta. Se necesita tener claridad del pensamiento, para facilitar la acción, evitar crear incertidumbre y reconocer cuando uno ha resuelto sus dudas, así es más fácil aprender a preguntar.

 “Saber preguntar con claridad es tener más de la mitad del camino necesario para obtener la respuesta que se busca y mejorar.”

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Becky Krinsky | Life-Coach, Author, & International Speaker

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