Rab Gabriel Betech
Esta semana leemos la Parashá Terumá. La Torá nos relata acerca de las donaciones que el Pueblo de Israel aportaron para la construcción del Mishkán (Santuario). La Torá enumera 13 diferentes materiales dentro de ellos: oro, plata, cobre… y al final termina mencionando las piedras preciosas. El Or HaJayim Hakadosh hace la siguiente pregunta: A simple vista la Torá menciona de las cosas más valiosas a menos valiosas, como está dicho, oro, plata, cobre y luego van bajando de valor; de ser así, ¿por qué motivo las piedras preciosas están mencionadas al final, si éstas eran las más valiosas -como menciona la Guemará que una sola piedra podría costar entre 600 u 800 mil monedas de oro? Contestó el Or HaJayim que el motivo por el cual están mencionadas al final es porque los Nesiim (príncipes) de Am Israel -que fueron quienes las donaron-, no hicieron ningún tipo de esfuerzo para conseguirlas, tal como explicaron nuestros jajamim que Hashem les puso estas piedras preciosas en las entradas de sus carpas por medio de nubes. Mientras que todas las demás donaciones vinieron con esfuerzo y del bolsillo de Am Israel y, como les costó y se esforzaron por ellas, son mencionadas en el pasuk antes que las piedras preciosas. Explicó el Rab Jaim Shmulevitz que. si nos ponemos a pensar, nos daremos cuenta de que Hashem especialmente les mandó estas piedras preciosas a los Nesiim para que las puedan donar. En otras palabras, Hashem demostró que ellos eran Tzadikim que tenían el mérito de traer esas piedras preciosas y nadie más del Pueblo tuvieron ese mérito. Pero a pesar de su importancia, bajó el nivel de su ofrenda porque no tuvieron que esforzarse para comseguirlas. ¿Cuál es el motivo de todo esto? Ya que en realidad Hashem quería que el punto principal de las donaciones fuera que cada uno dé según la voluntad de su corazón. Y cuanto más una persona se esfuerza por algo, más se encariña con aquello que se esforzó. Y si a pesar de todo el apego que la persona siente por algo por lo que se esforzó tanto -y aun así decide donárselo al Mishkán-, no hay una demostración de dar de todo corazón más grande que ésa.
De la misma manera encontramos en la Torá acerca de la Mitzvá de dar Bicurim (primicias) a los Cohanim en el Bet Hamikdash, que la Torá nos ordena que al cumplir esta Mitzvá uno se aposternaba totalmente ante Hashem. ¿Por qué justamente esta Mitzvá debíamos aposternarnos de tal manera, más que otra Mitzvá? Pero nuevamente la respuesta es que esta Mitzvá demuestra cuánto uno da de todo corazón para Hashem. Ya que, ¿qué son las primicias? Una persona que trabaja arduamente en el campo le tiene un cariño especial a lo primero que crece de su esfuerzo. ¡Y en vez de quedárselo para sí mismo, esta persona decide entregárselo a los Cohanim para cumplir con la voluntad de Hashem! Eso demuestra que llego al nivel en el cual está totalmente entregado a Hashem.
Y la manera de simbolizarlo es aposternándose ante Hashem, -y es como si no ocupara espacio en la tierra (está flat sobre la tierra al aposternarse como si no ocupara ningún espacio)-. Esto nos da una gran lección en la vida: Muchas veces estamos dispuestos a hacer cambios o dar pasos que nos acercan a Hashem, pero eso sólo si no me es difícil o no afecta mi estilo de vida. Sin embargo, de esta Parashá aprendemos que justamente las cosas que más nos cuestan e incomodan si aun así estamos dispuestos a hacerlo por el nombre de Hashem ¡no hay una demostración de entrega a Hashem más grande que ésa!
¡Quiera Hashem que siempre podamos dar más de nosotros mismos para hacer Su Voluntad!