Sivan Rahav Meir
La difamación, el hablar mal es el tema central de la Parashá que leímos el sábado, una porción que describe el castigo de las manchas blancas que viene como resultado de una conversación negativa. Pero ¿qué pasa con el hablar bien?
Muchos comentaristas mencionan que, así como se deben evitar las malas palabras, uno debe poner atención si puede decir una buena palabra, pero se abstiene de decirla. El objetivo no es callar, sino hablar bien: ¿por qué no perdonar a quien lo merece? ¿Por qué no decir un cumplido a alguien que ha hecho algo bueno? ¿Por qué no compartir ideas hermosas y edificantes? ¿Por qué no usar esta poderosa herramienta, que es el habla, para elogiar y regocijarse y dar a las personas un buen sentimiento, que a veces realmente les da vida y cambia su estado de ánimo?
En el Sagrado Zóhar sobre la porción de la Torá de esta semana, está escrito lo siguiente: “Así como una persona es castigada por hablar mal, también es castigada por no haber hablado el bien que podría haber hablado”.
Este es un recordatorio para que miremos a nuestro alrededor y busquemos las oportunidades para hablar bien.