Sivan Rahav Meir
Maestra de jardín de infantes. Esta es una palabra que dice tanto, un terminó que automáticamente hace sentir bien al corazón. Vocablo tan opuesto a la palabra ataque terrorista, asesinato, palabras que queremos evitar que niños de jardín de infantes escuchen.
La maestra de jardín de infantes Bat Sheva Nigri del asentamiento de Beit Hagai fue asesinada ayer en un ataque, frente a su hija. Y así como hay padres que están en duelo o hermanos en duelo, también hay niños de jardín de infantes que están de duelo y que no comenzarán el año escolar con su maestra.
Ella cayó cumpliendo su deber. Las maestras de infantes, como bien saben, no tienen mucho tiempo libre en estos días. Ella estaba camino a preparar la escuelita para el primer día de clases.
Y una vez más recibimos un recordatorio de cuántos héroes desconocidos viven entre nosotros, cuántas personas maravillosas que no nos son conocidas.
En los servicios religiosos que se realizaron anoche, en su memoria, ella fue recordada como una persona tan especial, llena de luchas, llena de alegría: se llamaba Bat Sheva porque sus padres esperaron siete años para que ella naciera. Ella misma también esperó años para tener hijos propios, y luego llevó al hogar suyo y de su esposo Eli a dos niños adoptivos.
Era una maestra de jardín de infantes cálida y vivaz, como se puede ver en esta hermosa foto. Los padres querían que sus hijos fueran inscritos en su jardín de infancia. Y los niños se mantuvieron en contacto con ella años después de haber salido de su jardín de infantes.
Uno sólo puede imaginarse lo que pudiera estar sucediendo en el sistema educativo palestino, lo que se estaría enseñando a los niños en los jardines de infancia de allí, mientras que Bat Sheva seguía enseñando valores, modales y cortesía en su jardín de infancia.
Citaron, en relación con ella, el versículo que leímos en Shabat en la Parashá: “Serás inocente ante el Señor tu Di’s”, La inocencia es la perfección.
Y en el funeral anoche, todo el público cantó el cántico “Eshet Jail” (“Mujer de Valor”) estrofa tras estrofa. “Sus hijos se levantan y la bendicen; su esposo la loa” y así también lo hacen cientos y cientos de niños y niñas.
En su memoria,