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Despedida del Rabino Kotlarsky

Despedida del Rabino Kotlarsky

Sivan Rahav Meir

Cualquiera que sepa quién es el rabino Moshe Kotlarsky, quien falleció anoche a la edad de 74 años, conoce la magnitud de la pérdida para todo el mundo judío.

Pero la mayoría de aquellos en cuyas vidas influyó el rabino Kotlarsky ni siquiera saben quién era. Porque todos aquellos que han sido influenciados por algún Bet Jabad en el mundo en las últimas décadas le deben un agradecimiento personal. Y estamos hablando de millones de personas.

El rabino Kotlarsky, era una especie de “padre” para todos los emisarios de Jabad en el mundo, residía en Brooklyn, pero vivía principalmente en aviones. Él conocía personalmente a cada emisario de Jabad y a cada hijo de los emisarios. Nada era demasiado pequeño. Pero tampoco nada era demasiado grande: gracias a él grandes sueños se hicieron realidad. Gracias a sus cautivadores discursos y su apasionante visión, personalmente recaudó cientos de millones de dólares a lo largo de los años para proyectos de educación judía, de lucha contra el antisemitismo y de ayuda a los necesitados.

Tuve el privilegio de recibir sabios consejos de él y quedar muy impresionada por su gran corazón y gran sabiduría cuando hablé en la conferencia de emisarias en Nueva York. Hay muchas personas con capacidad de romper barreras y muchas personas sensibles. Hay pocas personas que sean ambas cosas completamente.

Hay muchas más historias y citas sobre él, pero el rabino Kotlarsky se habría opuesto a todos estos obituarios y habría afirmado que él era un simple seguidor del Rebbe de Lubavitch.

En las grandes convenciones de emisarios y emisarias de Jabad, todos esperaban el evento anual llamado como el “Rol Call”-la lista de presencia: el rabino Kotlarsky anunciaba todos los lugares donde trabajan los emisarios, los veteranos y los nuevos. Un país más, una bandera más y un continente más. De hecho, recorría con entusiasmo todo el mundo judío y al final anunciaba: “¡Aplausos al mundo entero!”, y todo el público presente en la sala se ponía a bailar.

Sufrió a lo largo de los años de quebrantos de salud, pero continuó, mientras tuvo las fuerzas, actuando y haciendo. Después de todo, “hay que traer al Mashíaj”. Recientemente su condición empeoró. El sábado pasado me reuní en Jerusalem con una emisaria de Jabad de uno de los campus de Estados Unidos. Ella me dijo que estaba en el Muro de los Lamentos y que también oró por él. Ella me dijo que allí se imaginaba cómo ahora, en el punto álgido de la guerra, que la redención llega y él Rabino Kotlarsky viene a pasar el “Roll Call” -la lista de presencia- en el Muro de los Lamentos, porque todos los judíos exiliados en el mundo entero se están reuniendo en Jerusalem…

Mi más sentido pésame a su esposa y compañera Rivka, quien dirigió la jornada de puertas abiertas para los invitados, al rabino Mendi, su hijo y sucesor, a mi querida amiga, su hija Hani Volovik, a toda la familia y a todos los emisarios de Jabad.

Nuestras condolencias también a los millones de refugiados judíos de Ucrania, estudiantes de Londres y muchachos de Bar Mitzvah de Sderot o Australia que no tienen idea de que un judío que se preocupaba mucho por ellos falleció esta noche en Nueva York.

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