Sivan Rahav Meir
Recuerden este momento. No se acostumbren. Que cada uno de nosotros recuerde dónde estaba cuando escuchó estas buenas noticias y qué sintió. Porque fueron momentos de profunda alegría, de verdadera claridad.
La emoción compartida, el orgullo y la gratitud, el dolor por el soldado caído, la oración para que todos regresen a casa así… llamamos a todo esto “pueblo de Israel”.
Fue el sábado por la tarde, estaba en un hotel del centro de Jerusalem, y de repente llegó la noticia. Bendito sea Di’s, cuatro secuestrados fueron rescatados de Gaza en una audaz operación, están sanos y a salvo. Todo el comedor del hotel se puso a saltar, bailar y a cantar.
Estudiantes de la organización “Nefesh Yehudi” que pasaron el Shabat en Jerusalem, todo tipo de huéspedes de todo el país y del mundo, además de los ciudadanos que han sido evacuados del norte de Israel y que llevan meses allí en el hotel, de repente sintieron un rayo de esperanza frente a sus ojos.
Personas aparentemente no relacionadas, pero en realidad muy relacionadas, tratando de expresar sus sentimientos cantando “El pueblo de Israel vive”, “El pueblo de la eternidad no teme un largo viaje”, “Siman Tov uMazal Tov”, “El mundo entero”…
Cuando nos despedimos, el sábado por la noche, les dije a los estudiantes: “Guarden bien estos momentos. No olviden lo que sentimos aquí juntos. Esto es lo que somos en verdad”.
Que tengamos muchos más momentos de verdadera y gran alegría. Buena semana.