Rab Itzjak Zweig
Nóaj (Bereshit 6 – 11)
¡Buenos días! Si bien todos conocemos la historia bíblica del arca de Nóaj y probablemente hayamos visto dibujos animados del arca, hay muchos aspectos de esta historia con los que la gran mayoría de las personas no está familiarizada. Por lo tanto, decidí compilar una lista de datos extraídos de la Torá y de fuentes rabínicas que probablemente no conocías sobre este relato fundamental.
- Nóaj es la única persona en todas las Escrituras que se describe como un tzadik, es decir, completamente justo.
- Nóaj vivió una vida muy larga. Abraham, que nació diez generaciones después, tenía 58 años cuando Nóaj murió.
- Según una opinión, el arca contenía 900 habitaciones, cada una de 12×12 (el tamaño típico de una habitación en un crucero moderno).
- Nóaj incluso llevó demonios al arca para salvarlos del diluvio.
- Según una opinión, la luz dentro del arca era generada por una piedra preciosa (no, no había focos).
- Nóaj salió del arca cojeando porque un león gruñón estaba molesto porque su comida llegó tarde y lo golpeó.
- Las condiciones generales de vida en el arca eran bastante horribles: imaginemos un año con horarios de alimentación de animales las 24 horas a cargo de sólo un puñado de personas en un ambiente mayoritariamente oscuro y maloliente.
- El cuervo se negó a explorar el terreno al final de los 40 días y 40 noches para ver si la tierra se había secado porque temía que Nóaj se fugara con su compañera. En su lugar, Nóaj envió una paloma.
- La paloma encontró un olivo y regresó con una rama, lo que significaba que el diluvio había terminado y que las cosas habían comenzado a crecer nuevamente. Di’s había hecho la paz con el mundo y, para siempre, una rama de olivo pasó a ser un símbolo de paz.
La parashá de esta semana comienza con:
“Estas son las generaciones de Nóaj: Nóaj, varón justo, era perfecto en su generación; y con Di’s caminó Nóaj” (Génesis 6:9).
Como ya se ha dicho, Nóaj es la única persona en toda la Sagrada Escritura que se describe como un tzadik, es decir, una persona “justa”. En mi opinión, resulta igualmente fascinante que la única persona en toda la Torá que se llama tzadik sea, de hecho, un no judío. Di’s le dice esto directamente a Nóaj: “Entrarás tú y tu familia en el arca, porque he visto que eres justo delante de mí en esta generación” (Génesis 7:1).
El Todopoderoso le ordena a Nóaj que reúna a todos los animales y pájaros y los suba al arca. Nóaj hizo lo que le habían ordenado: “Y Nóaj hizo conforme a todo lo que el Señor le había ordenado” (Ibíd. 7:5).
Finalmente -y sólo cuando empezó a llover- Nóaj reunió a su familia y entró en el arca: “Y entró Nóaj, y sus hijos, y su mujer, y las mujeres de sus hijos con él, en el arca, a causa de las aguas del diluvio” (Ibíd. 7:7).
El famoso comentarista bíblico conocido como Rashi cita una enseñanza bastante sorprendente de los sabios sobre este versículo. El midrash afirma que Nóaj, como el resto de su generación, carecía de emuná (a menudo descrita como “fe”). Por esta razón, no entró en el arca hasta que las aguas comenzaron a cubrirle los tobillos. En otras palabras, no entró en el arca después de que Di’s le dijo que entrara; fueron las aguas del diluvio las que lo obligaron a entrar en el arca.
Esta es una declaración sorprendente. ¿Cómo es posible que Noé, a quien la Torá describe como un tzadik, una persona completamente justa, careciera de fe? ¿Qué era exactamente lo que le faltaba en su fe? ¡Estaba literalmente teniendo una conversación con el Todopoderoso! ¿En qué no “cree”? ¿Cómo es posible que tuviera alguna clase de duda?
Maimónides (1138-1204), el gran filósofo judío y codificador de la ley judía, escribió una obra conocida como Séfer HaMitzvot: una lista completa de los 613 mandamientos que se encuentran en la Torá y una breve descripción de cada uno.
Esta recopilación de todas las mitzvot comienza con la primera mitzvá: “El primer mandamiento es que se nos ordena creer –emuná– en Di’s. Es decir, Él es el origen y la causa de todo lo que existe y Él es el poder detrás de toda la existencia. La fuente de esta mitzvá se encuentra en (la primera oración de los Diez Mandamientos); ‘Yo soy el Señor tu Dios […]’” (Éxodo 20:2).
Najmánides (1190-1270), otro famoso filósofo y erudito rabínico medieval, considerado por muchos como el más grande de su generación, escribió un comentario sobre el Séfer HaMitzvot de Maimónides. Najmánides comenta los puntos de la obra con los que no está de acuerdo.
En relación con este primer mandamiento, Najmánides plantea una pregunta absolutamente devastadora: ¿Cómo es posible que exista un mandamiento que exija a una persona creer en Di’s? Un mandamiento, por definición, implica un “mandante”, de modo que, si uno tiene un mandamiento, entonces ya cree en Di’s, que dio el mandamiento. Si uno no cree en un “mandante”, entonces no puede tener un mandamiento. Es una lógica circular.
Por esta razón, Najmánides no está de acuerdo y dice que la creencia en el Todopoderoso es un requisito y prerrequisito de todos los mandamientos, y por lo tanto no debe contarse como una mitzvá separada.
Creo que Maimónides tiene una comprensión fundamentalmente diferente de lo que significa emuná y no significa creencia o fe.
Es importante entender que el judaísmo no es una religión de “creencias”, sino una religión que exige el conocimiento de Di’s. Esto es, de hecho, lo que escribe Maimónides en su obra magna sobre la ley judía conocida como Yad HaJazaká: “El fundamento de todos los fundamentos y el pilar de toda sabiduría es saber que hay un Ser Primero que trajo todo a la existencia” (Mada 1:1).
Maimónides afirma claramente que se nos ha ordenado “saber” que existe un Di’s y no simplemente “creer” en un Di’s. El conocimiento es un nivel mucho más elevado de certeza, y ése es el fundamento mismo del judaísmo.
Toda traducción es una interpretación. Por este motivo, es particularmente importante observar siempre el origen de las palabras y su uso en su contexto original. Un recuento completo de las fuentes de la palabra emuná en la Torá está más allá del alcance de este artículo, pero parece estar arraigada en el concepto de estar siempre presente. Un hombre con su fiel sirviente o su fiel perro se refiere al hecho de que siempre están con él.
La palabra para esto en español es inmanencia, y está relacionado con la palabra hebrea emuná. Creo que Maimónides está describiendo que el primer mandamiento es afirmar la inmanencia del Todopoderoso. En otras palabras, debemos estar constantemente conscientes y actuar como si estuviéramos continuamente en la presencia del Todopoderoso. Se nos ordena afirmar la presencia constante del Todopoderoso en nuestras vidas. (Esta es también la razón por la que la palabra amén -también relacionada con la palabra emuná– significa “yo afirmo”).
El hombre fue creado con el deseo de autorrealización y realización personal, lo que a menudo se manifiesta en el rasgo negativo de la autocomplacencia. En pocas palabras, queremos hacer lo que queremos y no estar limitados por una fuente externa. En un nivel básico, cuando pecamos le estamos diciendo a Di’s: “Tú no eres mi jefe y puedo hacer lo que quiera”.
Al igual que Nóaj en la parashá de esta semana, cada vez que hacemos algo que sabemos que está mal o que es particularmente malo para nuestra salud (fumar, comer en exceso, etc.) esto implica una disonancia cognitiva, una versión de: “Sé que esto está mal, pero quiero hacer lo que quiero hacer”. Por lo tanto, cuando pecamos, estamos ignorando activamente la presencia eterna del Todopoderoso, y es un fracaso de la responsabilidad de afirmar Su inmanencia en nuestras vidas.
Esto significa que, por supuesto, Nóaj sabe que Di’s le dijo que entrara en el arca. El hecho de que no entre en el arca hasta que las aguas lo obligan a entrar no es un fracaso de él por no “creer” que el diluvio estaba por venir. Más bien, su acción es una rebeldía –como todo pecado de todo ser humano–, una afirmación de que quiere hacer lo que quiere hacer cuando quiere hacerlo. Es un fracaso de la afirmación de que vive en la presencia eterna del Todopoderoso.
El único ser humano que logró superar esto y vivir en la presencia eterna del Todopoderoso fue Moisés, pero ésa es una conversación para otro momento.
Porción semanal de la Torá
Nóaj. Génesis 6:9 – 11:32
Nóajes la historia de un hombre justo en una generación malvada. El Todopoderoso le ordena a Nóaj que construya el arca en una colina lejos del agua. La construyó en un período de 120 años. La gente se burla de Nóaj y le pregunta: “¿Por qué estás construyendo un barco en una colina?” Nóaj explica que habrá un diluvio si la gente no corrige su conducta. Vemos en esto la paciencia del Todopoderoso para que la gente corrija su conducta y el genio de despertar la curiosidad de la gente para que hagan una pregunta y, con suerte, escuchen la respuesta.
La generación no hace teshuvá (regresa de sus malos caminos) y Di’s trae un diluvio durante 40 días. Dejan el arca 338 días después, cuando la tierra se ha vuelto habitable nuevamente. El Todopoderoso hace un pacto y hace del arcoíris la señal del pacto de que nunca más destruirá toda la vida con agua. Cuando uno ve un arcoíris es un presagio de hacer teshuvá (reconocer los errores que está cometiendo en la vida, arrepentirse de ellos, corregirlos/hacer restitución y pedir perdón a cualquier persona a quien haya hecho daño, así como al Todopoderoso).
Nóaj planta una viña, se emborracha y luego ocurre el misterioso incidente en la tienda, tras el cual Noé maldice a su nieto Canaán. La parashá concluye con la historia de la Torre de Babel y luego una genealogía desde el hijo de Nóaj, Sem, hasta Abram (Abraham).
Encendido de las velas de Shabat
(o vaya ahttps://go.talmudicu.edu/e/983191/sh-c-/kk2fn/797438611/h/Bb3EWrTbm-jurTVaJFhEJF5nc4Uyl3XQ4mBeElekEvI)
Jerusalem 4:31Miami
6:20 – Ciudad del Cabo 6:56 – Guatemala 5:15 Hong
Kong 5:29 – Honolulu 5:36 – Johannesburgo 6:06
Los Ángeles 5:41 – Londres 4:17 – Melbourne 7:36 Moscú
4:31 – Nueva York 5:33
Singapur 6:32 – Toronto 5:49
La cita de la semana
Un mundo diferente no puede ser construido por personas indiferentes.
– Peter Marshall