Adina Moshe, una madre de cuatro hijos y abuela de 72 años, estaba en su casa en el kibutz Nir Oz el 7 de octubre de 2023.
Los terroristas de Hamás dispararon a su marido, le arrancaron las joyas y se la llevaron a Gaza, donde un “civil inocente” le arrancó las gafas en la calle. La mantuvieron retenida en condiciones difíciles hasta que fue liberada en noviembre, en el marco del acuerdo de liberación de rehenes.
Incluso los momentos de su liberación fueron aterradores, cuando cientos de “inocentes habitantes de Gaza” lanzaron piedras al coche de la Cruz Roja que trasladaba a los rehenes a Egipto.
Adina, una ex profesora, actuó con gran coraje antes de su liberación cuando intentó sin éxito convencer a sus captores de Hamas para que liberaran a rehenes mayores, en peores condiciones, para que regresaran a casa en su lugar.
Adina fue entrevistada esta semana en Kan Reshet Bet y afirmó que “hubo una traición” que condujo al 7 de octubre.
“He afirmado y sigo afirmando que fue una traición”, dijo durante la entrevista. “Alguien, algún alto funcionario o alguna persona muy vinculada al ejército, decidió tomar medidas. A cambio de no sé qué, ¿quizá un pago? Esa es mi sensación”.
Adina explicó que llegó a esta conclusión debido a la total ausencia de fuerzas de las FDI en la zona fronteriza ese día. “Viví en la zona fronteriza de Nir Oz durante 54 años. Desde la Operación Plomo Fundido [2008-2009], no ha habido un solo día en el que no haya soldados de guardia. En Shabat, Chagim y Yom Kippur, siempre había patrullas de soldados las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Ese día pensé que tal vez habían matado a todos los soldados, pero no vi ningún cadáver”.
Adina, que estuvo retenida en los túneles, describió lo miserable que fue: “La sensación es que te vas a estrangular en cualquier momento. La humedad es insoportable; no hace frío para ellos, solo hace calor. Así que cuando dicen ‘los rehenes todavía están en los túneles, tienen frío’, no te preocupes, no tienen frío. Hace un calor increíble, gotea sudor por todas partes. Apesta. Y el nivel de oxígeno es muy bajo”.
“Sigo en los túneles, no salgo de allí y no salgo de casa, salvo para las entrevistas”, añadió. “Ni siquiera me reúno con gente de mi comunidad. Es duro para mí, todo el mundo ha pasado por algo terrible, es duro para mí soportar sus experiencias también”.
Uno de los desafíos más difíciles que tuvo que afrontar Adina cuando regresó a casa fue lamentar la pérdida de su marido de 52 años, Sa’id Dovid Moshe, H’YD, y aprender a vivir sin él.
Se hizo viral un vídeo en el que Adina aparta la mano de un terrorista de Hamás cuando fue liberada:
