Sivan Rahav Meir
El desafío que enfrenta Isaac, nuestro patriarca, en la Parashá de esta semana es exactamente el desafío al cual nos enfrentamos nosotros ahora, el cual, aparentemente no es algo emocionante: hay que volver a construir. No para edificar, sino para restaurar.
Después del drama histórico de nuestro patriarca, Abraham y de nuestra matriarca, Sara, después de la revolución espiritual y de fe que trajeron al mundo, viene la misión de la segunda generación. ¿Y cuál es la revolución de Isaac? No hacer revoluciones, sino seguir por el mismo camino. Encontrar propósito en la perseverancia, en el trabajo duro, en la dedicación. Si Abraham escuchó el mandamiento “Lej Lejá”-ve para ti- y empezó su travesía, Isaac no sale de la Tierra de Israel en absoluto.
Si Abraham cavó pozos y encontró agua, Isaac se enfrenta a enemigos que lo llevan hacia atrás: “Y todos los pozos que habían cavado los siervos de su padre, en los días de Abraham, fueron tapados por los filisteos y los habían tapado con tierra”.
En mi opinión, éste es uno de los versículos más frustrantes de toda la Torá.
Abraham ya se había preocupado y había encontrado agua, y estas aguas eran una bendición para toda la región. Entonces, ¿por qué tapar los pozos con tierra? ¿Por qué los filisteos se lastiman a ellos mismos? Los filisteos de la Parashá nos recuerdan a nuestros enemigos de hoy.
Pero también hay una reacción, la cual aparece unos versículos más adelante, en uno de los versículos más alentadores de la Torá. Describe la reacción de Isaac ante el desafío, ante la frustración. ¿Qué hacemos?
“Y volvió Isaac a cavar los pozos de agua que habían cavado en los días de su padre Abraham y que los filisteos habían tapado después de la muerte de Abraham. Y les puso los nombres, como los nombres que les había llamado su padre.”
Isaac les da exactamente los mismos nombres a los lugares que fueron dañados, como un mensaje de continuidad y renacimiento. Es una reacción que expresa dedicación, desarrollo, construcción y renovación a partir de la destrucción.
Éste es el desafío estos días en Israel. Restablecer los asentamientos en el norte y el sur. Llenarse de espíritu judío de los patriarcas y matriarcas de la nación, para poder superar esta crisis.
El final de la Parashá es optimista. Después de varios intentos, los filisteos dejan de acosar a Isaac. Entienden quién manda. Isaac continúa trabajando duro y, después de toda la tierra que cavó, llegó a encontrar agua dulce, paz y bendición. Muy pronto, con la ayuda de Di’s, también sucederá lo mismo con nosotros, su descendencia.
Shabat Shalom.