Sivan Rahav Meir
Esta noche (jueves) – estaremos revisando que no haya productos leudados en nuestro hogar. Con esto nuestro recorrido desde la esclavitud a la libertad sube un nivel más. Después de haber hecho la limpieza y los preparativos, prepararemos diez pequeños pedazos de Jametz (de pan leudado) envueltos en papel o plástico, los esconderemos en lugares diferentes de nuestra casa, tomaremos una vela y una pluma de ave y los buscaremos a la luz de las velas. Recogeremos los pedazos con la pluma, junto con más Jametz, si lo encontramos en el camino, y lo guardaremos a un lado para quemarlo mañana (viernes). Ésta es la bendición que recitaremos hoy en la tarde antes de hacer la revisión del Jametz:
“Baruj ata H Eloheinu Melej Haolam asher kideshanu bemitzvotav vetzivanu al biur jametz”.
Jametz-primero el Jametz físico, real. Pan, pan de pita, cervezas, galletas, pizzas, burekas… la lista es larga. Recogeremos y pondremos todo en un mismo sitio, y mañana por la mañana lo quemamos y lo sacamos de casa.
Pero el jametz también es un símbolo de todo lo malo que hay en el mundo, todo lo que queremos erradicar, destruir, limpiar. Desgraciadamente, tenemos muchos más enemigos de este tipo que queremos erradicar por completo.
Y nuestros sabios explican que de hecho el jametz– la levadura- también se encuentra dentro de nosotros mismos. Son los malos hábitos, la confusión, la frustración, los celos, la lujuria, la desesperación, todo aquello que nos hace desaprovechar las oportunidades, dejar de lado algo, no ser la verdadera y mejor versión de nosotros mismos.