(Jewishpress,com) Un equipo de investigadores del Instituto de Química de la Universidad Hebrea, dirigido por el Prof. Norman Metanis, desarrolló un nuevo proceso que permite la producción química con alta eficacia de la insulina humana y aumenta su estabilidad y su efecto sobre el equilibrio hormonal en el cuerpo humano. En comparación con la insulina producida de otras maneras.
La estabilidad de la hormona hace posible reducir la frecuencia de inyección en el cuerpo una vez cada varios días, en oposición a una cantidad de inyecciones por día actualmente. Este cambio significativo afectará el consumo de insulina y mejorará la calidad de vida de las personas con diabetes.
La estabilidad de la hormona química desarrollada en el laboratorio del Prof. Metanis no solo afectará la duración de su descomposición en el cuerpo, sino también su transporte. Hoy en día, la insulina se envía a diversas partes del mundo en instalaciones especiales de refrigeración, lo que dificulta su transferencia a países distantes, incluidos países del tercer mundo. La durabilidad de la nueva insulina permitirá un transporte sencillo, sin instrucciones especiales de almacenamiento e instalaciones de refrigeración, a través de medios normativos de transporte, junto con otros medicamentos, sin tener que asignarle envíos especiales.
Esto bajará el precio del medicamento y permitirá el acceso a poblaciones más débiles.
Los resultados de la investigación se publicaron en Chemistry: A European Journal (Sustitución de un puente interno de disulfuro con un diselenuro que mejora tanto la plegabilidad como la estabilidad de la insulina humana) en mayo.
Las investigaciones escribieron que “La diabetes mellitus afecta a casi una décima parte de la población mundial, según la Organización Mundial de la Salud, y su prevalencia aumenta cada año. La necesidad de desarrollar nuevos análogos de insulina para tratar esta pandemia nos llevó a elegir el proyecto actual. Intentamos desarrollar un método simple para la preparación de nuevos análogos de insulina con particular interés en análogos más estables con una vida útil más larga. “Nuestra experiencia colectiva con la química de la selenocisteína, el plegamiento de proteínas oxidativas y el diseño de análogos de insulina resultó ser exitosa en este caso”.
El equipo del Prof. Metanis incluyó a Orit Weil-Ktorza, Nischay Rege, Shifra Lansky, Deborah E. Shalev, el Prof. Gil Shoham y Michael A. Weiss.