Henry Hamra, judío de origen sirio residente en Estados Unidos, ha anunciado su candidatura para un escaño en representación del distrito de Damasco. La votación está prevista para el 5 de octubre.
Hamra, quien huyó de Siria en 1992 a los 15 años con su padre, el rabino Yusuf Hamra, se compromete a usar su candidatura para movilizar a los expatriados sirios en el extranjero, especialmente en Estados Unidos, a fin de desmantelar la “Ley César”, el amplio régimen de sanciones de Washington contra Damasco. Esta legislación, promulgada en 2019, condiciona la ayuda a profundas reformas políticas por parte del gobierno de Asad y ha sido culpada por las autoridades sirias de paralizar la ya maltrecha economía del país.
Hamra regresó a Damasco en febrero en una visita altamente simbólica al abandonado barrio judío de la ciudad, donde solo quedan unos pocos judíos de lo que antaño fue una próspera comunidad de 100.000 habitantes. Su anuncio de campaña se basa en gran medida en ese simbolismo, presentándolo como un puente hacia la diáspora siria en el exilio y como un outsider político con vínculos con Washington.
Esta candidatura no tiene precedentes. El parlamento sirio, fuertemente controlado por el régimen de Asad, no ha visto a un representante judío en décadas. Si bien las posibilidades de Hamra de ganar siguen siendo inciertas, su candidatura por sí sola ha atraído la atención en Oriente Medio y entre las comunidades sirias exiliadas en el extranjero, donde se debate intensamente si su campaña representa una auténtica apertura política o un gesto cuidadosamente planificado de Damasco para socavar las sanciones estadounidenses.