Rav Dr. Abraham Twerski

23 de enero de 2020

No obstante que todos leemos la Torá, solamente aquellos familiarizados con el tema “adicciones” comprenderán en profundidad la saga del Éxodo.

Se le advierte a Paró de un castigo serio si no permite que los Iehudim se vayan, pero él rechaza la advertencia. Entonces comienzan los castigos: el Nilo se convierte en sangre, y hay una plaga de ranas y piojos. Paró promete liberar a los Iehudim, pero tan pronto como se detiene la plaga, se niega nuevamente. Esto continúa a lo largo nueve castigos, y cada vez que hace una promesa, Paró reniega. Sólo cuando mueren todos los primogénitos, Paró se “rinde”.

Nos resulta familiar… “prometo detenerme”, y acto seguido continúa el comportamiento adictivo. 

Sus consejeros le dicen: “El país está siendo destruido”, pero Paró hace oídos sordos. Sólo cayendo hasta el fondo más profundo y desastroso, un adicto puede recuperar sus sentidos.

Observo a las personas en la sinagoga que escuchan la Torá y que se preguntan: “¿Puede alguien ser tan obstinado, no reconocer que su comportamiento resulta en destrucción?”

Ahora ya sabemos….