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La importancia de Iyar

La importancia de Iyar

Rab Daniel Benzaquen

23 de abril de 2020

Crédito de la foto: Radiosefarad.com

Ingresamos en el mes de Iyar, camino a recibir la Torá

Terminamos el mes de Nisán, cuando celebramos Pésaj y la salida de Mitzraim.

Entre estos dos grandes acontecimientos, está Iyar, que parece un mes de menor importancia. Sin embargo, en Iyar hay días de mucha alegría. Ha pasado esta semana Iom Haatzamút, el aniversario de la creación del Estado de Israel. Tenemos Lag Baomer, Pésaj Shení… Pero aún cuando no tuviéramos estos motivos de celebración, el mes de Iyar tiene vida propia, una energía muy poderosa, lo cual está manifestado en su nombre. Las letras alef, iud, iud, reish, son el acróstico de la expresión “Aní Hashem Rofeja”, “Yo soy Hashem tu sanador”.

¿De qué nos cura Hashem? Tanto de enfermedades físicas como espirituales.

En ivrit, la palabra enfermedad se dice “Majalá” que tiene cuatro letras, mem, jet, lamed, hei. Si juntamos la primera y la última letra, memhei, tenemos la palabra “ma”, que en guematria suma 45, 45 también es Adam. Las letras del medio de Majalá, jetlamed, forman la palabra “jal” quiere decir vacío. ¿Qué es una Majalá, entonces? Cuando el Adam tiene un vacío, por donde entran los virus, y la persona se enferma tanto física como espiritualmente.

Por otra parte, la palabra Adam también quiere decir “Mushlam”. Ello surge de un pasuk en Bereshit: “Vaibrá Hashem et Adam Veet Javá Ishtó Ve Kará Otam Adam”, es decir, Hashem creó a Adam y a Javá su esposa y a ambos los llamó Adam. Quiere decir que el Adam está completo con su mujer, hay un concepto de Shlemut y la Shlemut tiene mucho que ver con la curación. Hashem nos mandó completos al mundo y nosotros debemos también devolver el alma completa. Si no lo podemos hacer por nosotros mismos, Hashem nos hace “Leshalem” – “pagar” para llegar a la Shlemut completa, que es el Olam Habá, la vida eterna.

Los sabios nos dicen que los sufrimientos no son castigos –jas veshalom– sino que son Tikunim, forma de poder reparar. No hay que olvidar que las 613 mitzvot son paralelas a los 248 órganos y a los 365 tejidos cognitivos del cuerpo humano. Hay 248 preceptos positivos y 365 preceptos negativos, por lo tanto, cada mitzvá viene a leshalem, a completar una parte de nuestro cuerpo. Cuando no se cumple la mitzvá, por allí viene el sufrimiento o la enfermedad, no como castigo sino precisamente como un Tikún o reparación.

¿Qué es un Mejalel Shabat? Una persona que viola el Shabat, que tiene un vacío de la kedushá en su propio cuerpo. Cuando se genera ese vacío, se provoca una enfermedad. Alguien podría alegar que hay muchas personas que son Mejalelim Shabat y gozan de perfecta salud, tal vez sea así en el plano físico, sin embargo, en el plano espiritual padecen un gran vacío.

¿Cómo tenemos que leshalem -pagar-? Muchas veces con dinero, van mal los negocios, o algunas tribulaciones a nivel personal, gastos en medicinas, todas son formas de pagar para la “shlemut”. Si la persona no lo hace por su propia voluntad, Hashem lo ayuda para que pueda completar. Es decir, cuando se ven aquellos sufrimientos, son actos de bondad de Hakadosh Baruj Hu para estar “Mushlamim”.

El mes de Iyar es el mes de la refuá. ¿Por qué? Porque todo el mes de Iyar contamos el Omer. En total contamos siete semanas, que son equivalentes a las siete Sefirot. Estas Sefirot son canales para la vida del hombre. Por ejemplo, cuando una persona hace Jésed, por ese canal superior de Jésed baja un flujo de Jésed, de Refuá, de alegría. Del mismo modo cuando la persona actúa con Guevurá, entendiendo esto no como señal de fuerza sino como autocontrol; cuando la persona se comporta con autocontrol, no contesta cuando lo agreden, se controla a sí misma, entonces bajan de las Sefirot superiores mucha bendición que influyen en la persona.

Por otra parte, a cada mes del almanaque hebreo le corresponde una tribu. Al mes de Iyar le corresponde Izajar, el quinto hijo de Iaacov y Lea, que vino como consecuencia del intercambio de las mandrágoras., que tenía Rajel y se las pasó a Lea. Dice la Kabalá que Iaacov representa el alma y Lea el cuerpo, y la unión de ambos da como resultado el Gan Eden, porque el Gan Eden da frutos como Izajar. Cuando una persona después de los 120 años deja este mundo decimos que va al Gan Eden. ¿Qué es? Un depósito de almas que según sus méritos gozará de la vida eterna. Sin embargo, nuestros jajamim dicen que no hace falta irse de este mundo para disfrutar del Gan Eden, un Gan -jardín- de placer, de delicias. Gan se forma por las letras, guimel, que es guf y nun que es neshamá. Cuando ponemos en equilibrio el guf, que es la vida física, con la neshamá, que es la vida espiritual, entonces tenemos un Jardín de Eden.

También Izajar quiere decir iesh zajar: La jojmá de Izajar es saber que hay recompensa. Dicen los jajamim que cuando vio que la tierra de Israel era cómoda y valía la pena el descanso, se puso a trabajar duro. ¿Cómo se entiende que vio que la tierra era cómoda y entonces se puso a trabajar duro? Izajar vio que había zajar, que había recompensa. Vio que la verdadera vida del Olam Habá es la que vale la pena, donde está el descanso; pero para ganarlo, hace falta trabajar duro en esta tierra, en este mundo, haciendo mitzvot.

Dice el Pirké Avot: “¿Mi Hu Hajajam?  HaRoé Mishenolad – el que ve lo que va a nacer. Así vio Izajar lo que va a pasar. También se interpreta como aquel que ve su propio nacimiento. Vivimos pagando errores cometidos en esta vida y también de vidas pasadas. Tenemos que aprender a ser sabios, no dejar cuentas pendientes y ganar la vida eterna con mucha alegría.

Finalmente, cada uno de los meses tiene una parte del cuerpo humano. El mes de Iyar tiene la Kivá y los Kilayim. La Kivá es el estómago, y los Kilayim son los riñones. Esto corresponde a la comida y a la bebida. Es un mes para hacer tikún al Iétzer Hará de la comida y a la bebida. Por eso no es de extrañar que el man en el desierto comenzó a caer en el mes de Iyar. Y el pozo de agua que acompañó a los Bnei Israel en su travesía por el desierto también comenzó a funcionar en el mes de Iyar.

Que tengamos un mes de Iyar con mucha curación, Refuá Shlemeá física y espiritual. Que podamos recibir la Torá verdadera con la llegada del Mashíaj Tzidkenu en el Tercer Bet Hamikdash pronto en nuestros días.

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