Sivan Rahav Meir (Israel)
Cuan frágil es la vida. Cuanto hay que apreciar y aprovechar cada momento. Esto no es un cliché cursi, y ayer recibimos otro doloroso recordatorio de eso: El comandante de la Brigada Nahal, Coronel Sharon Asman, inició el entrenamiento físico sólo tres días después de haber asumido su nuevo cargo. Se derrumbó inesperadamente y murió, dejando atrás a su esposa Sharon, dos hijos e innumerables comandantes, comandantes y miembros atónitos, dentro y fuera de las FDI.
Cuantos héroes anónimos viven entre nosotros. Piensen por un momento en la energía invertida aquí, esta semana, en un miembro del Knéset que insultó a una miembro del Kneset, piensen en toda la atención prestada a otro giro y manipulación de ministros y viceministros, como si éste fuera el único liderazgo que existe en la sociedad israelí.
Al mismo tiempo, hay figuras silenciosas e impresionantes en una variedad de áreas de la vida nacional -en Torá y educación, economía y comercio, emprendimiento y voluntariado, ejercito y medicina-, quienes simplemente siguen construyendo y realizando en silencio.
Cuánta importancia tienen las palabras de Asman, que se publicaron repentinamente ayer. De repente todos empezaron a buscar discursos pronunciados por él.
Cuando concluyó su trabajo como comandante de la Brigada Binyamin él mencionó que él seguía en los pasos de los soldados de la tribu de Binyamin (Benjamín) y de los Macabeos y agregó: “En la profesión militar no podemos confiar únicamente en la comprensión de la misión y la experiencia. Se necesita un espíritu de lucha para poder ganar”.
Como comandante de la Brigada Etzion dijo: “Qué somos y qué son nuestras vidas: lo principal es el objetivo de vida por el cual vivimos”.
En su memoria.