Rab Rubén Bittan (Desde Israel)

Hace 60 años aproximadamente un hombre viajó desde un hospital de Jerusalem en dirección a Bené Berak. Los médicos le habían dicho que la vida de su esposa corría peligro si no abortaba y retiraban de emergencia su matriz. Ahora iba a toda velocidad a consultar qué hacer con el

gran líder de la generación, el Jazón Ish, Rab Abraham Ishayahu Karelitz, zts”l.

¿Qué te dijeron los médicos? Le preguntó el gran Rabino.

“Hay que salvar a la mujer sacándole la matriz”, respondió el hombre.

“Entonces eso es lo que hay que hacer. Que sea con bendición y éxito” le bendijo el Jazón Ish.

Para ese momento ya había llegado la hora de rezar Minjá. ¿Dónde vas a rezar Minjá? le preguntó el Rab, sugiriéndole que se quedara a rezar con él. Al terminar el rezo, nuestro hombre se dispuso a despedirse, pero entonces y para su sorpresa, el Jazón Ish le dijo que ya no hacía falta

ninguna intervención porque todo iba a estar bien.

“¿A qué se debe este cambio de opinión?” le preguntó el señor y el Rabino le respondió que todo puede cambiar de una Tefilá a la siguiente. Una cosa es antes de rezar y otra muy distinta es después de hacer Tefilá.

Efectivamente, a pesar de las ofensas y las burlas de los médicos que no conocían al tal Rabino llamado Jazón Ish, se abstuvieron de hacer la operación y después de 60 años, hoy, uno de sus hijos nos revela que no sólo se salvaron la madre y su bebé, sino que además llegaron al mundo doce hijos más.

Que Hashem Itbaraj nos ilumine para hacer Tefilá con más concentración y seguridad de que El oye cada palabra que sale por nuestras bocas y para que nuestra Emunat Jajamim, fe en nuestros sabios, sea cada día más grande y sincera. Amén.