Rab Yosef Bitton (Desde Estados Unidos)
Nuestros Sabios indicaron que Abraham, nuestro primer patriarca, pasó por 10 nisiyonot o pruebas. Estas pruebas, más que exámenes, tiene que ser vistas como niveles de aprendizaje. Cada una de estas pruebas le deja a Abraham una lección aprendida, que será esencial para superar la próxima prueba y pasar al próximo nivel. La décima y última prueba es el sacrificio de Isaac, un evento que recordaremos en Rosh haShaná.
La promesa que no se cumple
Esta prueba, como era de esperar, es más difícil que la anterior. La vida de una persona de fe, que ya sabe reconocer y obedecer al Creador, no es necesariamente una vida más fácil que la de un hombre sin fe: ¡está llena de desafíos! Recordemos que cuando le ordena partir hacia la tierra de Canaan, Di’s le promete a Abraham que lo colmará de prosperidad y bendición. Es posible que Abraham haya imaginado que al llegar a Canaan lo estarían esperando diez camellos cargados de riquezas y tesoros, como en un cuento de las mil y una noches. Pero Abraham se encuentra con una gran sorpresa. Al poco tiempo de arribar, cuando llega el otoño, la lluvia no aparece y se declara una sequía. La tierra de Canaan no tiene los recursos naturales que tiene la Mesopotamia de donde procede Abraham, que es un fértil valle entre el caudaloso Eufrates y el Tigris. Canaan depende totalmente de la lluvia, y cuando esta no llega, Abraham se da cuenta que el hambre se instala en la tierra, a pesar de que Di’s le prometió a él bendición y prosperidad… Yo me pregunto ¿qué habrá pasado por la cabeza de Abraham en ese momento?
Cuando no hay lógica ni explicaciones
Para hacerlo más difícil, la Voz no se revela nuevamente para explicarle a Abraham lo que está sucediendo (y parece como que Abraham todavía no sabe que uno puede rezarle a Di’s…). En estas circunstancias, lo más normal hubiera sido que Abraham diese por terminada su aventura y decidiera viajar de regreso a su tierra natal Ur Casdim, o a Jarán, donde ahora vive su familia. Pero en lugar de claudicar Abraham se aferra a su incipiente fe en Di’s, ¡y decide seguir confiando en la Palabra Divina! Abraham desciende a Egipto para sobrevivir hasta que acabe la sequía y con la intención de regresar a la tierra prometida. Es como que Abraham cumple su parte a pesar de que, aparentemente, Di’s (Jas VeShalom) no está cumpliendo la Suya… (esta idea, la lealtad incondicional del pueblo judío, será desarrollada en el hermoso y profundo Mizmor 44 de Tehilim).
La revolución de Abraham
Tengamos en cuenta que es la primera vez que un evento de esta naturaleza se registra en la Torá. Es decir, que un hombre sigue fiel el mandamiento Divino (en este caso, instalarse en la tierra de Israel) a pesar de que, por hacer lo que Di’s le pidió, Abraham, lejos de obtener las recompensas prometidas, sufre. Nosotros los lectores de la Torá sabemos que la historia tendrá un final feliz y que al final la promesa que Di’s le hizo a Abraham eventualmente se cumplirá. Pero Abraham no lo sabía y nadie lo había instruido respecto a cómo reaccionar cuando las cosas malas le pasan a la gente buena. En el mundo idólatra cuando un “dios” no proporciona los resultados esperados, simplemente se lo reemplazaba por otro que fuese más efectivo o prometedor. En ese contexto, es increíble y absolutamente revolucionario, que Abraham decide no abandonar a Di’s, confiar en su palabra y esperar. Empezamos a ver cómo esta y otras pruebas van forjando la fe que le permitirá a Abraham Abinu pasar su último examen: el sacrificio de Isaac.
Conclusión:
En la primera prueba, el primer nivel, Abraham aprende a reconocer la Voz Divina. Eso ya no estará en duda. Y será la clave para poder superar todas las demás pruebas y especialmente el simulacro del sacrificio de Isaac.
En esta primera prueba Abraham también aprende a obedecer la orden de Di’s.
Lo que la segunda prueba es meas difícil porque desafía la lógica y el sentido común. Recordemos que estos dos elementos son muy importantes para la fe de Abraham. De hecho, Abraham rechaza la idolatría por una cuestión de sentido común: ¿cómo voy a aceptar que este ídolo que yo mismo construí sea en realidad mi creador?
Ahora, Di’s, el ejemplo de Abraham es la clave de la lealtad del pueblo judío, colectiva e individualmente, a pesar de que hemos sufrido mucho más de lo que hemos triunfado.
La inquebrantable fe que caracteriza al pueblo judío nos enseña los plazos de la promesa Divina.
También como individuos, a veces sufrimos y nos parece injusto.
Antes de pasar a la tercera prueba, el secuestro de Sará, analicemos lo que Abraham nos enseña
Y en segundo lugar que la fe en Di’s, en el sentido de la lealtad a Di’s, no se interrumpe cuando las cosas no salen como esperamos. Incluso cuando hay promesas de por medio, los plazos de HaShem no son como nuestros plazos.
La fe de Abraham sigue creciendo.