Sivan Rahav Meir
Yehuda Dimentman no bendecirá a su bebé el sábado por la noche. Ayer fue asesinado por terroristas. La “bendición de los hijos” que aparece en la Porción de la Torá de esta semana, está dedicada a su memoria:
Iaacov Avinu se despide de sus nietos, Efraim y Menashe. Dice palabras con las cuales los padres bendecirán a sus hijos cada sábado por la noche: “Que Di-s te haga como Efraín y Menashe”.
¿Por qué todas las semanas, millones de padres en todo el mundo bendicen a sus hijos de esta manera a través de generaciones?
En primer lugar, porque Efraín y Menashe fueron los primeros hermanos, que no se pelearon. Después de lo descrito lo ocurrido entre todos los hermanos mencionados en el libro del Génesis – Caín y Abel, Isaac e Ismael, Jacob y Esaú y también José y su hermano –Efrain y Menashe eran hermanos que vivían juntos en amor y paz, y es así como queremos que vivan nuestros hijos.
Hay también otra razón: Efraim y Menashe crecieron en Egipto, en exilio. Allí también lograron mantener sus valores frente a una cultura extraña y seductora. Cuando Jacob los bendice, en realidad está diciendo: El libro de Génesis ha tenido éxito. El camino empezado por Abraham, Isaac y Jacob continuará. A pesar de todas las dificultades, existe una futura generación judía.
Iaacov Avinu sabe que sus nietos, así como nuestros hijos, crecerán en un mundo confuso y desea que sepan cómo mantener la llama encendida en todos los exilios y desafíos.
Esto es lo que Jacob quiere que sus hijos agreguen al mundo: paz e identidad judía.
Y frente a nuestros enemigos, que aún luchan contra los hijos de Jacob, repetiremos las tres palabras dichas el sábado por la mañana en la sinagoga, al final del libro del Génesis: “Jazak, Jazak Venitjazek!”.